Necesito un aplauso 

Necesito un aplauso 

OPINIÓN

El problema con algunos parásitos que han llegado a ocupar puestos públicos y que ahora se sienten políticos, es que se acostumbraron a “tener” sin trabajar. Con esto, no demeritamos de ninguna forma, el trabajo que implica ser un pillo o pilla en la política, ya hemos visto que no son pocos los que han vivido a costa del sudor del pueblo, sin entregar ningún beneficio ni nada a cambio.

Muestra de ello sobran en Hidalgo, no son pocos. Pero como andan de moda los candidatos a la gubernatura, no podemos dejar de mencionar al “Cantante” a quién según voces extraoficiales el coordinador de campaña le renunció porque el objetivo no es ganar la contienda sino restar votos a los contrincantes.

-Señor, así no debemos ir, vamos a ganar pero tenemos que irnos por acá- Dicen las malas lenguas viperinas que así dijo el coordinador de la campaña del partido que ha sobrevivido de milagro.

-Pero a ti quién te dijo que quiero ganar…- Especulamos que pudo contestar el candidato eterno de las campañas. El mismo que como se vio en el Congreso local, no sabría qué hacer al ocupar un puesto. Sencillamente debemos entender que hay perfiles que nacen para ganar elecciones y ejercer el poder y otros que nacieron para cantar mal las rancheras y vivir de lo que se genera durante las campañas. 

Y no demeritamos esto, es un arte hacerse pasar por el cantante del pueblo, pero no hacer nada cuando se llega al poder, es un arte ser candidato una y otra vez, ganando siempre haya victoria o no. 

Pero bueno, otro perfil que ha quedado en ridículo no sólo por la forma en que se ha intentado agandallar eventos a los que ni siquiera llega a barrer, es la Síndico de Pachuca Liliana Mera Curiel, quien parece que está ávida del aplauso popular y de la aprobación de los altos perfiles dentro del partido del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena); sin embargo, su nulo trabajo ha dado mucho que decir, tan es así que debe inventarse perfiles falsos para “auto aplaudirse” cada publicación en Facebook.

Basta con revisar el perfil cuyo nombre fue cambiado al de “Ana Soto”. Lo que no supo la síndico es que la liga de Facebook que redirecciona a este perfil es la siguiente: https://www.facebook.com/liliana.meracuriel así es, en la misma liga casualmente o mejor dicho “por MERA casualidad”, aparece el nombre de la creadora del perfil. 

Ha de ser bien feo que al no tener el reconocimiento que crees merecer, pero que no tienes, tengas que crearte un perfil falso que escriba cosas como: “siii, estamos para apoyarla en este proyecto para que nuestro candidato gane” y que como síndica contestes: “muchas gracias, agradezco sus palabras señora Ana”. 

Lo malo fue cuando la síndico ocupó su perfil falso para atacar a perfiles claves que están trabajando en la campaña de Julio Menchaca, perfiles que trabajan con la gente y que están haciendo el trabajo que obviamente la funcionaria pública no ha hecho, porque todo parecería indicar que lo que la síndico busca es “desestabilizar” la campaña de Julio Menchaca amedrentando a la gente que sí trabaja desde el corazón del barrio. 

Casualmente, al descubrir su estupidez, la síndica intentó mala, torpe y tardíamente “limpiar su nombre” porque todos los comentarios mal intencionados y demás ya habían llegado a manos del candidato de la Cuarta Transformación en Hidalgo. La tarde de ayer, la síndico escribió en su muro de Facebook que la ayudaran a reportar un perfil  que aseguró: “casualmente liga a mi perfil”.

Qué raro que la síndica no se haya dado cuenta de que “la señora Ana” como tan familiarmente la llamaba en las publicaciones que le aplaudía, tuviera su cuenta “ligada a la suya”… Nacimos ayer síndica (seguramente). 

Ya mejor le hubiera dejado así, porque la violencia y agresión cometida contra otras mujeres, escondiéndose como rata de alcantarilla detrás de un perfil falso ya han dado mucho de qué hablar. Veamos cómo continúa esta historia, porque el “fuego amigo” ya comenzó, y del lado de Julio Menchaca ya se vio lo que un perfil es capaz de hacer nada más por ganarse un aplauso que no tiene, pero que conseguirá así tenga que hacerse de un perfil falso en Facebook o quién sabe en dónde  más. 

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