Alfil Negro
Sentado a la orilla del silencio
Cristal que un perro rompe con martillo,
Espero con paciencia y con ternura
Que Pinocho muñeco de madera
Se convierta en un niño de verdad.
Y en un andén sin nombre ni relojes
Espero días y años,
El retorno con flores
De mis padres queridos
De mi hermano extraviado
De mi niño adorado.
Sentado a la orilla del silencio,
Conmigo platico,
Mientras vuelan
Luciérnagas de plata en mi memoria,
Noches de reyes y juguetes,
Caballo milagroso hecho de caña
Regalo de mi padre cuando niño…
Y espero con paciencia
Ver cometas,
Que iluminan un pueblo sin campanas,
Sin nadie que al mirarlos
Cante lleno de gracias
El salmo ocho del hombre
Rey y ángel del tiempo,
Con corona de espinas
Pero glorioso y fuerte,
Domingo de la gloria
En una pascua eterna
Fin del camino negro
De los clavos y cruz.
Me gusta ver los bosques
Y su verde esmeralda,
Isaías el profeta
Afirmando con fuego
Que mientras haya un árbol
Habrá paz y esperanza,
Y un nido donde vuele
La libertad sonora del cenzontle
En colores,
Y el vuelo casi sueño
Del colibrí de jade,
Con mucho de profeta,
Evangelio que grita
Lo breve de la vida,
Reloj que no es eterno,
Camino con finales
Que a veces olvidamos
Y es mejor recordar.
Me gusta en madrugada
Mirar al cielo eterno
Todo lleno de estrellas,
Y escuchar admirado
Cómo suenan los astros,
Cómo cantan los soles,
La maquinaria eterna
De ángeles de fuego
Que sólo en el silencio
Es posible escuchar.
Mucho ya he caminado.
Y en este caminar
He visto la caída
De imperios y de Reinos,
De muchos que soñaron
Que eran inmortales
En sueños de poder,
Y he visto marcharse
Un hijo y un hermano,
Muchos buenos amigos
Compañeros de viaje,
Que me recuerdan siempre
Que nada en esta vida,
Que nada es para siempre
Pero la fe nos dice
Que la vida se sigue
Allá en la eternidad…
Mañana es noche buena
Y luego navidad,
Un niño pequeñito
Que nos abre las puertas
Para la vida eterna,
Con una idea pequeña
En frases y palabras,
Pero grande y tan fuerte
Que logra mil milagros,
Y nos hace felices
Si es regla de la vida
“Amaos los unos a los otros”,
Mientras el niño crece
Y camina en el lago,
Multiplica los panes
Y resucita muertos,
Y nos dice al oído:
“No temas hijo mío
Que yo estaré contigo
Hasta el fin de los tiempos”
Y todo se ilumina,
El camino no pesa,
Mientras allá en la gruta
Nuestra vida comienza,
La esperanza está fuerte,
Que comience la ruta
Tengo el manto bien puesto,
Las sandalias bien firmes,
Y el corazón de hierro
Listo para partir.
