– Pese a que existen algunas experiencias exitosas, en nuestro país hay un modelo que no logra ampliar las fortalezas deportivas
A la memoria de Alba Rojo
Cada cuatro años que se celebran olimpiadas se genera una pregunta: ¿hay un fracaso deportivo de México? Desde 1900, cuando nuestro país participó en estas competencias deportivas, se han tenido 22 olimpiadas antes de Río 2016, en las cuales se han ganado 63 medallas, 13 de oro, 21 de plata y 29 de bronce. Estas cifras nos dan un promedio de 2.8 medallas por cada participación.
En el 50% de las olimpiadas México se ha quedado con una o dos preseas, es decir, seis veces con una y cinco con dos.
Muy pocas medallas.
Con los cambios tecnológicos, los medios masivos y las redes sociales han cambiado muchísimo las competencias deportivas. La sofisticación en el deporte ha ido de la mano de todos estos cambios. Hay una variedad de modelos exitosos, desde el de Estados Unidos, la superpotencia que en general lleva la delantera de premios; China, que se incorporó tarde a las competencias y ha logrado niveles muy destacados, hasta llegar a ser una potencia, como lo mostró en Beijing hace 8 años. Durante la Guerra Fría la competencia más fuerte fue entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Con la caída del muro se han multiplicado los países y se ha elevado el nivel de competitividad; cada cuatro años se da una superación de récords olímpicos y mundiales.
La evolución mexicana tuvo un ascenso que se mostró en 1948 (Londres), donde por primera vez se ganaron 5 medallas; después se volvió a la escasez hasta que llegó México 68 y la cosecha subió a 9 preseas, la más alta que se ha conseguido hasta la fecha. Después de 1968 bajó el rendimiento y sólo se tuvieron tres eventos con buenos resultados, 1984 en Los Ángeles (6 medallas), 2000 en Sídney (6 medallas) y 2012 en Londres (7 medallas). De nuevo en Río 2016 se vuelve a bajar a 5 (con 3 de plata y 2 de bronce), para quedar en el lugar 61 del medallero. No resulta extraño, México está en el lugar 74 del Índice de Desarrollo Humano. A la institucionalidad del deporte mexicano se le puede aplicar el mismo supuesto que a otras políticas públicas, hay ineficiencia, corrupción y exceso de burocracia. Lo que se ve desde fuera en los momentos de competencias internacionales resulta bastante confuso. Cuando los resultados no son buenos las culpas se reparten de forma amplia y se ve el roce entre la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), las federaciones deportivas y el Comité Olímpico Mexicano, pero ¿quién asume la responsabilidad?
Hay experiencias exitosas que tal vez no se han multiplicado: México ha tenido buenos resultados en clavados y lo mismo sucede con el taekwondo, el box y la marcha, pero ¿qué pasó con las carreras de velocidad y la natación? En suma, hay un modelo que no logra ampliar las fortalezas deportivas del país. Muy pocas medallas…
@AzizNassif