A LOS 95 AÑOS
• El venezolano, que vivía en Francia desde 1960, deja como legado una fructífera carrera e investigaciones sobre la forma y el color
El artista venezolano Carlos Cruz-Diez, maestro del arte cinético y considerado como uno los principales artistas vanguardistas latinoamericanos de todos los tiempos, falleció “por causas naturales” a los 95 años.
Carlos Cruz-Diez murió el sábado en París rodeado por su familia, se informó tanto en su página web oficial como en las redes sociales de su fundación y su atelier.
El venezolano, que vivía en Francia desde 1960, deja como legado una fructífera carrera e investigaciones sobre la forma y el color que aportaron al arte nuevas percepciones cromáticas.
La obra de Cruz-Diez es ampliamente conocida por sus experimentos con el color, la forma y los efectos ópticos, representados a través de enormes instalaciones, pequeños y grandes murales.
“Yo no me inspiro, yo reflexiono. Reflexiono sobre la vida, sobre el arte, sobre cuál debería ser mi papel en el tiempo. Yo quiero ser de mi tiempo, no soy del pasado, soy de hoy”, dijo el artista a AP en una entrevista en Nueva York en el 2008 en la que se definió como un “explorador”.
Entre sus muchas condecoraciones y premios destaca la orden de Comandante de las Artes y las Letras de Francia, otorgada en el 2002.
Nacido en Caracas el 17 de agosto de 1923, Cruz-Diez integró junto a sus compatriotas Jesús Soto, Alejandro Otero y Juvenal Ravelo el movimiento cinético de Venezuela, que surgió a mediados de 1950 y en las décadas siguientes se convirtió en una de las expresiones artísticas más destacadas de la América Latina.
Inició su carrera en la Escuela de Bellas Artes de Caracas y, tras graduarse, trabajó como director artístico de la agencia de publicidad McCann-Erickson y como ilustrador para el diario venezolano El Nacional.
“El arte siempre me apasionó, pero en mi juventud, y creo que eso le pasaba a muchos latinoamericanos, uno se sentía marginado, siempre eran ajenos a nosotros el mundo del arte. En los libros y en muchas otras cosas, nosotros no teníamos arte ni parte en lo que pasaba en el mundo”, dijo Cruz-Diez en una entrevista del 2009.
“Teníamos una situación de dependencia cultural”, explicó. “Nos fuimos a Europa en busca de información; el impresionismo y otros movimientos nos llegaban con 30 y 40 años de atraso, de allí surgió nuestra necesidad de modificar el soporte del arte, surgió nuestra necesidad de rupturas y de hacer surgir nuevas expresiones de expresarnos”.
Acotó que “no es casualidad que los movimientos de rupturas del siglo XX surgieron de países de inmigrantes como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, todos los movimientos de vanguardia, que dieron nuevas bases al arte de esos países”. Los artistas venidos de países de inmigrantes, “con una historia reciente, teníamos la capacidad de ser irreverentes, crear nuevas discursos y así cada uno a su manera, encontramos formas distintas de darle nuevos soportes al arte”.
Siempre calificó su trayectoria artística como una búsqueda para “dar una noción al mundo cromático… Como una investigación permanente”.