MUJER INDÍGENA MAESTRA ENFERMA UNA LUCHA DESIGUAL EN LA VIDA

Eudocia Alvarado Méndez, maestra indígena nahua, trabajó cinco años por contrato en la comunidad de La Palma, Jacala. Se casó con otro maestro de la misma etnia, Gustavo Hernández Hernández, quién se especializó en español en la Normal Superior de Huejutla.

En 2006, después de múltiples solicitudes y trámites, afortunadamente pudo obtener una plaza dentro de la SEP: la ubicaron en la comunidad de El Amolar en el municipio de Pisaflores. Gustavo trabaja en una comunidad cercana a Tehuetlán, Huejutla.
 
 A fines de noviembre de 2014, tuvo problemas de salud que la llevaron a consulta el 8 de diciembre de 2015, en su unidad médica en Huejutla, donde le hicieron su historia clínica y los estudios correspondientes para llegar a un diagnóstico. Para completarlo, le pidieron exámenes de laboratorio, que ya tuvieron que ser pagados por ella por no contar con el servicio el hospital local.
 
Se confirmó el diagnóstico presuncional: un tumor de alta malignidad, no importa detallar aquí el tipo específico, solo señalar que requería tratamiento urgente. Fue trasladada a Pachuca el 31 de diciembre, el 8 de enero la examinó el especialista programando la cirugía necesaria para el 18 de enero, sin embargo, en esa ocasión no se encontraba el doctor por lo que se reprogramó para el 3 de febrero, tampoco fue posible que se realizara, siendo nuevamente reprogramada para el 20 del mismo mes.
 
El oncólogo que la revisó por primera vez les planteó la posibilidad de operarla en una clínica particular, lo que les costaría 45.000 pesos. El grave estado de salud y la desesperación de ella y su familia hicieron que aceptara esa propuesta y fue operada el 5 de febrero. Siguieron las quimioterapias, de las que solo pudo recibir 3 de las 6 programadas, estas si en su servicio público en Pachuca debido a su deteriorado estado y a la incapacidad familiar para sufragar más gastos de estancia en esta ciudad.
 
Finalmente falleció el 8 de julio de 2016. Como mujer en la Huasteca Eudocia vivió en un mundo de desigualdad en el que tienen pocos derechos solo por serlo. Afortunadamente no fue el caso en su familia, donde Gustavo su esposo siempre la apoyó. Como indígena fue muchas veces víctima de la discriminación, oficialmente negada y presumida y exhibida por gentes de algunos sectores sociales, que sufren los pueblos originarios.
 
Como maestra defendió su lengua y su cultura hasta donde sus fuerzas le alcanzaron dando clase y atendiendo a sus alumnos, “mis niños” decía. Como maestra no contó con el apoyo institucional para poder trabajar en una comunidad más cercana a su familia. Como enferma, se enfrentó a la saturación de los servicios de salud que no pudieron otorgarle atención oportuna y a los gastos catastróficos, así clasificados en lo tocante a la salud, pero que en este caso podemos cuantificar aunque no sea totalmente: 45,000 pesos de la cirugía por salario médico y clínica.  Más de 5 000 pesos por exámenes de laboratorio y cerca de 20 000 por traslados y estancia. En el caso de maestros rurales, como los de esta familia, si que son gastos catastróficos que significan más empobrecimiento y deudas.
 
 Las instituciones de salud hacen esfuerzos y el personal, casi todo, se empeña en servir, pero ciertamente los servicios de salud pública están saturados todos, México dedica alrededor del 6 % de su PIB a salud, Cuba el 10, Paraguay el 8, Estados Unidos entre el 14 y el 18 según lo que logre Obama. Cuba, Costa Rica y Chile son los países de Latinoamérica con mejores servicios de salud, espanta que los recortes de presupuesto anunciados en nuestro país se centren en salud y educación.
 
Eudocia murió el 8 de julio, el primero de marzo había cumplido 40 años. Deja a sus 5 hijos en Ahuatempa al cuidado de los abuelos maternos, campesinos envejecidos y ahora debilitados por el dolor de la muerte de su hija. Gustavo tratará ahora de que pueda cambiar su trabajo a una comunidad más cercana a su casa, en la que nunca pudo finalmente tener reunida a su familia, pero en la que están su hijos. Esperemos que sea posible.

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