Muere Ursula K. Le Guin, la reina de la ciencia ficción y la fantasía

La escritora falleció a los 88 años luego de varios meses con problemas de salud. La autora de “La costa más lejana” ganó múltiples premios y fue traducida a más de 40

Ursula K. Le Guin, quien en su obra aportó una sensibilidad femenina a la ciencia ficción y la fantasía, falleció el lunes pasado en casa de Portland, EEUU, a los 88 años. La muerte fue confirmada el día de ayer por su hijo, Theo Downes-Le Guin, aunque si bien no especificó la causa, dijo que había tenido problemas de salud durante varios meses.
Le Guin obtuvo el Premio Hugo, el Premio Nebula, el Premio Locus y el Premio World Fantasy por su trabajo, además de la Medalla de la National Book Foundation por la Contribución Distinguida a las Cartas Americanas y fue la primera mujer galardonada con el título de Gran Maestra por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos.
Escribió para niños y adultos y entre sus grandes obras se encuentran las llamadas Crónicas de Terramar, que incluyen títulos como Un mago de Terramar (1968), Las tumbas de Atuan (1971) y La costa más lejana (1972), entre otras. En lo que se conoce como Novelas del ciclo Ekumen se encuentran El mundo de Rocannon (1966), Planeta de exilio (1966), La ciudad de las ilusiones (1967) y La mano izquierda de la oscuridad (1969).
Sus más de 20 novelas, además de libros de poesía y cientos de cuentos y ensayos, han sido traducidos a más de 40 idiomas.
Sus ficciones van desde aventuras de jóvenes adultos hasta fábulas filosóficas irónicas. Combinan historias conmovedoras, una lógica narrativa rigurosa y un estilo delgado pero lírico para atraer a los lectores a lo que ella llamó las “tierras interiores” de la imaginación.
Otra de sus grandes características como autora fue que en sus temas, como hechicería y dragones, naves espaciales y conflictos planetarios, incluso cuando sus protagonistas eran hombres, evitaban la postura machista de tantos héroes y los conflictos suelen estar arraigados en un choque de culturas y se resuelven más mediante la conciliación y el autosacrificio, que a través del juego de espadas o las batallas espaciales.
El crítico Harold Bloom sostuvo que Le Guin era “una creadora magníficamente imaginativa y gran estilista” que “ha elevado la fantasía a la alta literatura para nuestro tiempo”.

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