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Mucho ruido y pocos derechos humanos

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HOMO POLITICUS

Los ciudadanos no podemos permanecer indolentes ante los desaciertos gubernamentales, debemos exigir que quienes tengan el encargo público de proceder en materia de la procuración e impartición de la justicia hagan su trabajo, ellos tampoco pueden ser indolentes y mucho menos ajenos de la realidad social.

 

Hasta ahora el encargo público de la Secretaría de Relaciones Exteriores en manos de su titular, Claudia Ruiz Massieu, no ha dado los resultados esperados y no ha sido en definitiva el puente estratégico para reposicionar al país en la vanguardia de las relaciones de diplomacia internacional.

            Por si fuera poco en la visita del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raád Al Hussein, que fue atendida por Ruiz Massieu, dejó un saldo discreto ya que el funcionario de Naciones Unidas insistió en que el gobierno mexicano debe poner atención ante el déficit de custodia de derecho humanos que existe en el país, al tiempo que instó a fortalecer las procuradurías de justicia y a la policía.

            De igual manera, el Presidente Peña Nieto se reunió en sesión privada con el Alto Comisionado Al Hussein, pero no trascendió mayor información, desde luego el escenario de esta conversación giró en torno al problema de Ayotzinapa, caso irresuelto y cuyas líneas de investigación no han dejado certidumbre y una verdad histórica.

            Un impase en todo esto, lo marca el hecho de que el gobierno mexicano se ha unido a los trabajos de investigación del caso Ayotzinapa; esta medida es importante para tratar de limpiar la actuación de la actual administración en materia de procuración e impartición de la justicia.

            Se debe reconocer que el déficit de procuración e impartición de justicia en México, es un quebranto de la ciudadanía, es una derrota a la probidad del Estado y lo que es peor, es un factor crucial dentro de la crisis sistémica en la que nos encontramos.

            Los ciudadanos no podemos permanecer indolentes ante los desaciertos gubernamentales, debemos exigir que quienes tengan el encargo público de proceder en materia de la procuración e impartición de la justicia hagan su trabajo, ellos tampoco pueden ser indolentes y mucho menos ajenos de la realidad social.