¡Morir dos veces!

Algunos ya se murieron, ya hasta huelen mal, todos saben que están muertos, menos ellos y hacen un esfuerzo por mantenerse en este mundo de los vivos y para dárselas de muy machos, utilizan sus últimos recursos, las impugnaciones. Todo empezó el pasado 18 de octubre, cuando muchos, qué digo muchos, muchísimos políticos se les desinfló la fiesta, los mariachis callaron y los tamales fueron devueltos, todo porque fallaron sus pronósticos. 

El asunto podría tratarse de algo histórico, del caso más épico de Hidalgo, luego de que más de 60 elecciones municipales fueron impugnadas. Esto nos coloca en el terreno nacional, para que más allá de nuestras fronteras sepan, que no solo somos orgullosos productores de barbacoa y pastes, sino también de políticos resentidos. 

La política es como el amor, todo se vale, pero algunos confunden las cosas y quisieron ganar la guerra con un chocolate en la boca. Obviamente, los resentidos sociales, consideran que hay casos que merecen una revisión a fondo, porque algunos de los ganadores, no solo se pasaron de la raya, sino que la brincaron, usando todo tipo de artimañas, que el “Padre Trampitas” les viene flojo. 

Lo interesante de este proceso postelectoral, donde persisten los dimes y diretes, es que independiente del futuro incierto, en la mayoría de los casos adversos, los políticos involucrados mantienen un optimismo de que algo bueno llegará. Esto nos enseña, que aunque andemos por la calle de la amargura, hay que poner buena cara frente a la adversidad. 

En otras democracias, todos hubiesen aceptado sus derrotas, pero aquí difícilmente  arrojan la toalla. Los políticos mexicanos y los hidalguenses, son una clase única y endémica en estos lares del tequila, la historia nos lo demuestra, desde defender el peso como un perro y otras similitudes, máxime cuando se trata de un triunfo robado, así que eso de irse por el camino de la noche, ni pensarlo, en una de esas en los minutos extra o hasta en los penales, se da el gane. 

La historia en otras naciones, nos ha dado muestra de políticos que tiran la toalla, se rajan, sobre todo cuando ya están en los minutos extra de la vida, argumentando cosas que en México nunca pasarán, como que les faltan fuerzas, como que quieren pasar sus últimos días en sus ranchos a cuidar gallinas o quieren estar en paz. 

Ahí está el caso de Pepe Mujica, expresidente de Uruguay, que renunció a la política y al Senado, para irse a su casa de campo a esperar la pelona o el Papa Emérito, Benedicto XVI, que optó por irse a hacer rompope con las monjas en vez de gobernar la institución más poderosa del mundo. En cambio, en México, hay “Chabelos” de la política, que en vez de sentarse en el sol, a jugar con su gato y su bola de estambre, se la siguen rifando por el territorio. 

Hay misterios difíciles de resolver, pero suceden, como en Zimapán, donde casualmente desde el cinco de septiembre a la fecha, la delincuencia bajó a cero. Bastó para que el diputado local, Víctor Guerrero, dijera que casualmente sucedió justamente cuando se fue el expresidente, Erick Marte Rivera, aunque no faltara quien comentara que esto es temporal, porque el 15 de diciembre, llega su hermano a gobernar, Alan Rivera.

En corto: 

• Mis más sinceras condolencias a la familia de mi amigo, Noel Zapote, quien falleció este fin de semana; deseo para ellos, que encuentren pronta resignación. Que descanse en paz. 

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@MarkoCabanas

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