Momento decisivo (VI)

Dinámica Educativa
La educación superior en América Latina y el Caribe
Resumen
(tomado del documento homónimo publicado por Grupo Banco Mundial).
los estudiantes que no se gradúan en el plazo estipulado (o, simplemente, que no se gradúan) y reciben financiamiento público consumen recursos fiscales valiosos

“Cuando los estudiantes tardan demasiado en graduarse, se retrasa el momento de percibir un salario propio de graduados universitarios y se ponen en peligro las perspectivas de graduación, aunque puede que algunos estudiantes tengan incentivos a no terminar sus programas dados los retornos existentes a la educación superior incompleta.
Además, los estudiantes que no se gradúan en el plazo estipulado (o, simplemente, que no se gradúan) y reciben financiamiento público consumen recursos fiscales valiosos.
Los rankings a menudo se usan como indicadores de la calidad de la educación superior y, si bien tienen algunas limitaciones aportan información útil. En el caso de América Latina y el Caribe, las noticias no son buenas, pues entre las 50 mejores Instituciones de Educación Superior (IES) del mundo sólo hay 10 de la región, siendo África la única región con menos IES entre las mejores
Si la calidad se mide en función de los insumos, el panorama es ambiguo.
Un insumo crucial para la educación superior (y para la educación en general) es la habilidad de los estudiantes. En este informe definimos la habilidad de los estudiantes de manera amplia, pues incluye no sólo el talento innato sino también el nivel de preparación académica para la educación superior (medida según el desempeño en la educación secundaria o según los exámenes de acceso a la educación superior).
De acuerdo con esta definición, un estudiante de “habilidad baja” podría tener talento innato pero también una preparación insuficiente para la universidad por haber recibido una educación primaria y secundaria de baja calidad.
Dado que la correlación entre el ingreso de las familias y la habilidad de los estudiantes es positiva, los estudiantes de ingresos bajos son, en promedio, estudiantes de habilidad baja. Por tanto, los sistemas educativos de América Latina y el Caribe han absorbido un gran número de estudiantes con escasa preparación académica para el trabajo que conlleva la educación superior, y cualquier conclusión relativa al deterioro de los resultados debería tener en cuenta este “deterioro de los insumos”.
Los profesores son otro insumo crucial. El ratio estudiantes-profesores es similar al de otros países desarrollados y al de países comparables de Europa oriental y central y de Asia oriental y el Pacífico. No obstante, a diferencia de lo que sucede en los países del mundo desarrollado, en América Latina y el Caribe se gasta un porcentaje mayor del presupuesto para la educación superior en profesorado y salarios del personal (en lugar de en instalaciones, materiales y equipamiento).
A los graduados que deciden ser profesores de educación superior en América Latina y el Caribe les va mejor en promedio que a otros profesionales que se gradúan en IES, pues sus salarios son mayores y trabajan menos horas. Asimismo, es más probable que estén sindicalizados y que sus empleos les provean de planes de pensiones y seguro médico.
Este resultado, así como el elevado porcentaje del gasto destinado a salarios, sugiere que el poder de negociación de los profesores y el personal en varios países podría ser alto.
En promedio, el gasto por estudiante es más bajo, en términos absolutos, que en el mundo desarrollado o en los países comparables de Asia oriental y el Pacífico, si bien es similar al de los países comparables de Europa central y Oriental.
En la medida en que los profesores, laboratorios y equipamientos de calidad son costosos, están en buena parte fuera del alcance de América Latina y el Caribe. Paralelamente, si se mide como porcentaje del producto interno bruto (PIB), el gasto por estudiante es similar al del mundo desarrollado, lo que indica que el esfuerzo realizado por la región es parecido (con respecto al ingreso) al del mundo desarrollado pese a que la región es más pobre.
Además, muchos países de la región tienen niveles de gasto por estudiante en la educación superior que están sólo ligeramente por debajo del promedio de Asia oriental y el Pacífico, pero están claramente por encima de los de Norteamérica, Europa occidental y Europa central y oriental.
En los últimos años, la mayoría de los países de la región han implementado mecanismos de garantía de la calidad y establecido agencias de acreditación. Pese a que la evidencia de su impacto es variada, lo cual quizás apunta a la importancia de los problemas de diseño, estas agencias han logrado establecer e imponer unos requisitos de insumos mínimos a los profesores, los programas de estudios y las infraestructuras. Con base en dichos requisitos, las agencias han cerrado algunos programas de baja calidad y han impedido la apertura de otros de calidad también escasa.
Así pues, si juzgamos la calidad en función de los insumos tenemos una región en la que:
a) se gasta (con respecto al ingreso) y contrata personal para las aulas tanto como en el mundo desarrollado e incluso más que en algunos de los países comparables, si bien quizás de modo menos eficiente;
b) se han incorporado un gran número de estudiantes sin la preparación adecuada para las exigencias de la educación superior; y
c) se han implementado mecanismos de acreditación y de garantía de la calidad.” (Continuará).
*Rector de la Universidad Tecnológica Bilingüe de Mineral de la Reforma (UTMiR-BIS):

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