Los antiguos fascistas de Puebla
Fascistas poblanos cometieron varios atentados liderados por el arzobispo local Octaviano Márquez
Entre las décadas de los 60 y los 80, un grupo de jóvenes fascistas, presuntamente al servicio del arzobispo de Puebla, Octaviano Márquez y Toriz, cometieron varios atentados terroristas. El periodista Manuel Buendía los investigó y los llamó “Las matonas ovejitas del angelical pastor”.
De 1971 a 1984, el también colaborador de este diario realizó una crónica de los hechos violentos ejecutados por estos grupos, la cual quedó registrada en los libros “Pensamiento y acción de la derecha poblana y La Santa Madre”.
El primer atentado que Buendía atribuyó a grupos de ultraderecha en Puebla ocurrió el 8 de julio de 1965, ejecutado contra el diario El Día, el cual según información de este mismo periódico estaba situado en la colonia San Rafael de la Ciudad de México.
Días después notas periodísticas registraron el arresto de Manuel de la Isla Paulín, militante del “Partido Fascista Mexicano”, como uno de los responsables del atentado. El hombre y otros extremistas detonaron una granada que destrozó el automóvil del subdirector del medio. En 1971 y 1972, Buendía vinculó a Paulín con grupos fascistas en Puebla que operaban como “sociedades secretas” contra el comunismo en México.
Buendía resaltó que Paulín estaba implicado en un nuevo atentado con bombas, a principios de la década de los 70. En su columna de El Día del día 14 de junio de 1972, explicó que el extremista era “solamente uno de los ‘halcones’ de Márquez, la policía lo sabe o debería saberlo”.
“Octaviano Márquez era un líder”, dice Jesús Joel Peña, maestro en Historia del Catolicismo por la Universidad Pontificia de México, “para un sector importante de la catolicidad, no solo de Puebla, sino nacional y el episcopado”.
El historiador señala que Márquez tuvo una obra historiográfica y política que ayudó a mejorar a la Iglesia Católica en México: “Por lo que es una figura que tiene que comprenderse más allá de esta disputa que hubo en la ciudad de Puebla sobre el anticomunismo”.
Esta disputa abarcó conflictos con la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), con otros religiosos como Sergio Méndez Arceo y con personajes como el cineasta chileno Alejandro Jodorowsky. Buendía denunció el 21 de junio de 1972 que Octaviano Márquez y Toriz estaba incitando a miles de católicos a boicotear a Jodorowsky por algunas escenas de “La montaña sagrada”, grabadas frente a la Basílica de Guadalupe.
Días después, el 3 de julio, el periodista escribió: “El viernes pasado (30 de junio), por la tarde, en el cine Roble—donde se exhibe una mala película de Alejandro Jodorowsky—estalló una bomba destinada a hacer ruido, causar pánico y esparcir nauseabundos olores”.
Respecto a qué se grabó en la Basílica de Guadalupe, el escritor Luis Urías, ex colaborador de Jodorowsky, describió en entrevista que la escena mostró “una gran cantidad de personas manifestándose y llevaban enarbolada una cruz. Y en esa cruz estaban crucificados cabritos, como los que se extienden en una especie de cruz para asarlos en algunos restaurantes”.
Buendía insistió que estos actos intimidatorios eran orquestados, según sus fuentes, por jóvenes fascistas: “… se trata de los mismos que agredieron a los actores Viet Rock en el Teatro Orientación, los mismos que lanzaron injurias y objetos al ex sacerdote Felipe Pardina en Puebla…”.
“Los mismos que pintaron suásticas en tumbas del panteón israelita… los halcones del señor doctor Octaviano Márquez y Toriz”. Jesús Joel Peña explica que hasta la fecha no se ha logrado comprobar una afinidad del arzobispo Márquez a grupos violentos o fascistas y que se basaba en los datos de Buendía como periodista.
Entre otros atentados que Buendía atribuyó a grupos extremistas en Puebla estuvo el asesinato del arquitecto Joel Arriaga, en 1972. En la columna “Red Política” publicada en El Sol de México, con fecha del 11 de abril de 1978 (posterior a la muerte del arzobispo), Buendía recapituló que Márquez estaba planeando un “proyecto político nacional muy ambicioso: lanzar un ‘caudillo’, que probablemente sería el gobernador O’Farril…”.
En más de una ocasión, Buendía se refirió a la cercanía de ambos personajes, y a sus conflictos con estudiantes de la UAP. En este contexto, O’Farril renunció al cargo de gobernador por órdenes del presidente Luis Echeverría en 1973.
Buendía describió en varias columnas los roces que Márquez y otros grupos católicos tuvieron con Echeverría, a quien reprobaban por sus relación con la Cuba de Fidel Castro y el Chile de Allende… En cambio la relación que Márquez tuvo con Gustavo Díaz Ordaz en los 60 fue mucho más cordial a quien el sacerdote expresó su apoyo anticomunista.
Jesús Joel Peña apunta que no solamente Márquez, en Puebla, enarbolaba la bandera anticomunista, pues otros obispos también, así como hubo prelados que se desmarcaron de esa posición.