Cuando la Radio era miembro de la familia
Para no morir ante los avances tecnológicos, este medio ha tenido que adaptarse y cambiar en el lapso de sus 122 años de existencia desde su invención en 1896
Desde sus inicios en México, en los años 20, la Radio ha sido un medio de comunicación que desde su invención tuvo mucha aceptación entre las familias mexicanas.
Para no morir ante los avances tecnológicos, este medio ha tenido que adaptarse y cambiar en el lapso de sus 122 años de existencia desde su invención en 1896.
Guadalupe Aceves, ama de casa de 70 años, recuerda con cariño esas épocas en las que oía la Radio con sus primos y con sus hermanos, ya sea en la cocina o en la sala mientras todos comían palomitas de maíz o panecitos, “antes la Radio nos daba la oportunidad de estar junto con la familia, de convivir”, comenta.
Lupita también considera que ahora los celulares y las nuevas tecnologías están aislando a las personas, porque cada quien está con su propia pantalla y cada integrante de la familia se encierra en su propia recámara.
Ella evoca su infancia cuando, junto con sus primos y sus hermanos, escuchaba a “Chabelo” en la Radio; al mismo tiempo, entre todos cantaban las canciones del programa. Dice que se las aprendían para cantarlas en la escuela.
Según la investigadora María Trinidad Beltrán, la Radio logró ser parte de los hogares entre las décadas de los 20 a los 50, cuando gozaba de gran popularidad entre las masas, antes de que tuviera que competir contra la Televisión, medio que se consolidaría en septiembre de 1929 en Estados Unidos y luego en México también en el mes de septiembre, pero de 1950.
Según De Fleur en su libro de la “Teoría de Comunicación de Masas”, con la llegada del nuevo invento de la Televisión, la Radio se las comenzó a ingeniar de manera lenta, pero progresiva, para ser escuchada en los horarios en los que no se le podía prestar atención a la Televisión, como en la mañana al conducir, o a la hora del trabajo.
A decir del maestro en filosofía y medios de comunicación de la Universidad Latinoamericana, Wilbert Ordoñez, el objetivo de la Radio no era unir a las familias; sin embargo, las familias hicieron de ella un punto importante para estar en el centro de, incluso se ve en las salas de antaño: “… la mesa y en una esquinita en el centro de la pared estaba el aparato de radio para poder estar en todo momento presente en las casas”.
Otra experiencia de cómo la Radio era parte de la familia, es la historia de Graciela Covarrubias, de 64 años, a quien cuando era niña le gustaba escuchar radio con sus ocho hermanos. Recuerda que si en ese momento estaban todos en casa, oían música y pasaban un rato muy agradable, “hasta bailábamos y cantábamos, éramos ocho, imagínate, se hacía la fiesta”.
La señora Graciela dice que “era una forma de convivir más bonita (con la Radio) que con la televisión… ahí nos sentábamos y comíamos sandia o manzanas”.
La entrevistada añade que en su casa casi no se acostumbraba ver televisión, en cambio jugaba mucho con sus hermanos. Ella considera que gran parte de la integración familiar que había en ese entonces se debía al aparato de radio, porque estaban ahí todos juntos y además comentaban lo que oían.
“La Radio puede ser muchas cosas a la vez… unas veces es una grata compañía cuando estamos solos, otras se convierte en una importante fuente de información y hasta hay ocasiones que se vuelve el vehículo para gastar alguna broma o mandar un saludo a un ser querido”, afirma en su tesis el investigador Juan Salvador Gaytán.
Desde sus inicios, la industria radiofónica se encargó de la presentación y promoción de estrellas que luego engrandecieron su fama en el cine de oro.
De acuerdo con la enciclopedia Seis Siglos de Historia Gráfica de México “vinieron programas que dejaron gratos recuerdos a los radioescuchas” menciona Gustavo Casasola, entre ellos: “La Hora Azul” dirigida por Pedro de Lille; así como la “Serenata del Florilegio Romántico” en la que tomaban parte el bachiller Álvaro Gálvez y el barítono Emilio Tuero.
Patricia Guevara, ama de casa de 59 años, evoca algunas memorias de su padre ya fallecido, dice que “en la época del cine de oro había artistas que tenían sus programas… como Agustín Lara, que se llamaba ‘La Hora Azul’ y me comentaba mi papá que la gente esperaba esa hora para escuchar sus nuevas canciones…”, recuerda.
La señora Guevara dice que jugaba con sus hermanos a repetir lo que oía en el radio, se inventaban sus historias, pero principalmente les gustaba imitar los ruidos o efectos. “Simulábamos tocar puertas, que corríamos, hacíamos el sonido con los dedos, de que se caía una cosa y la tirábamos, lo grabábamos y luego lo escuchábamos”.
De Fleur, en su libro “Teoría de Comunicación de Masas”, explica cómo la Radio dejó de unificar a las familias cuando tuvo que competir con otros medios con los mismos objetivos que la Radiodifusión: informar, entretener y vender.
Ahora con los celulares, se pensaría que está desapareciendo, pero no es así, según Wilbert “si le preguntas a los jóvenes: ¿escuchas Radio? te van a decir ‘no, no lo escucho’, pero están escuchando un podcast, bajan canciones… es una nueva forma de hacer Radio”.