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Habrá Museo en la calle de los perfumes

Considerada como una de las vías más antiguas de la capital, Tacuba ha sido desde el Porfiriato la calle de los aromas. El negocio de fragancias en todas sus presentaciones también ha ocupado otras vías del Centro; diversas farmacias o boticas antiguas también llegaron a ser puntos de venta, pero es ahí donde históricamente se ha concentrado ese tipo de comercio.

Hoy, además de los perfumes clásicos (originales o similares), los aparadores de esos locales -mayoritariamente franquicias de una o dos cadenas- están ocupados por lociones de precios económicos y todo lo necesario para que el cliente experimente mezclas a su gusto.

Y ahí, entre toda esa mezcla de olores, es donde el 18 de julio abrirá sus puertas el Museo del Perfume (MUPE), un proyecto de la iniciativa privada que rescatará la historia de esta sustancia aromática. El recinto tendrá como sede una casona de finales del siglo XIX, en Tacuba 12.

Tras cinco años de rehabilitación, el inmueble que según ciertas crónicas perteneció a la familia de don Manuel Romero Rubio, suegro de Porfirio Díaz, está listo para ser un museo.

Será un espacio para conocer la magia del perfume, dijo en entrevista la directora creativa del Museo, Fiorella Antonella Alberti. En 9 salas, dos inmersivas, se podrá conocer la importancia de las fragancias en la Antigüedad, sus presencia en las artes, la literatura y la publicidad; oler distintos aromas, conocer las materias primas, procedencia, así como una emblemática colección de tres mil perfumeros, con piezas que van desde mediados del siglo XIX hasta de los años 70’s y 90’s, desde envases de boticario y de las primeras fragancias, hasta ediciones limitadas o icónicos.

Pamela Ruiz, curadora y encargada de la investigación histórica del proyecto, afirma que los mexicanos han sido grandes consumidores de perfumes y el país ha sido históricamente una de las principales regiones exportadoras de materia prima para las marcas europeas. La prueba está en la gran oferta de esencias aromáticas que se encuentra en Tacuba.

El carácter comercial de esta calle se remonta hasta tiempos prehispánicos, cuando formaba parte de la calzada México-Tacuba, el camino por donde los habitantes de poblaciones vecinas transportaban sus productos hasta Tenochtitlán. Según Ruiz, en esos cargamentos llegaban materias primas que hasta hoy se utilizan para la fabricación de fragancias.

Durante la Nueva España, en la extensión que hoy cubre el Museo Nacional de Arte (MUNAL) hasta la esquina de Allende, estaba el colegio jesuita de San Andrés. De finales del siglo XVIII a la segunda mitad del XIX fue hospital y en ese tiempo abundaban las boticas en la zona. Es en estos tradicionales laboratorios donde, décadas más tarde, cuando la Revolución Mexicana detuvo las importaciones de productos europeos, se fabricaron fragancias muy populares como Siete Machos, el Agua de colonia Sanborns o la Añeja Lavanda.

Para los años 40 y 50, con el boom del cine mexicano y el glamour de sus estrellas, la tradición perfumera también vivió una gran época. Divas, como María Félix, consumían elegantes perfumes que solo podían encontrar en estas calles.

En esa época, además de las fragancias francesas, como la famosa Joy de Jean Patou que utilizaba “La Doña”, comenzaron a llegar marcas españolas, como Maja de casa Myrurgia que se vendían en la perfumería La Ópera, en Isabel La Católica.

Hacia finales de los 50 llaman la atención anuncios de fragancias con nombres que hoy olerían a escándalo, como “Loción Cocaína en flor”, lanzada en 1933 por la firma catalana Parera, y que en México se promocionó como una pócima sutil, atrevida.

“Los gustos van cambiando por épocas, en los 60 se vive el auge de Guerlain, Coty, de tradición francesa; en los 90, en el mercado hay más firmas estadounidenses”, dice Ruiz.

De esos años hoy apenas sobreviven dos perfumerías. Una es Novelty, fundada a inicios del siglo XX por una familia de apellido Cabrales, y que ostenta el título de ser la primera registrada en el país.

Por más de siete décadas vendió marcas importadas de Europa en un edificio ubicado en Tacuba 71, pero cerró hace unas semanas. Según los propietarios tendrá nueva sede fuera del Centro Histórico.

La más antigua que queda sobre esta emblemática calle es Tacuba 13. Fundada en 1936, esta perfumería ha tenido varios dueños dentro de un edificio estilo Art Decó. Entre mobiliario y letreros antiguos están las vitrinas con esencias y envases de todo tipo. Es justo en una casona que está en frente de esta sobreviviente donde estará el Museo del Perfume.

Alicia Vega, museóloga del MUPE, dice que hace cuatro años iniciaron los trabajos de restauración de dicha casona para instalar ahí este recinto que podrá visitarse desde el 18 de julio, de martes a domingo, de 10 a 18 horas. La entrada costará 75 pesos.

Como la historia del perfume, la calle de Tacuba se sigue transformado y reinventado. Hoy, mientras uno de los negocios de fragancias más antiguos baja sus cortinas, se erige un nuevo proyecto para rescatar los aromas que se han quedado entre esos viejos edificios y en la memoria de muchos mexicanos.