Ni “sirvienta”, ni “criada”, ni “chacha”
Aída Castro y Juan Cuevas
“De niña me esclavizaban mucho, me decían escuincla, chamaca, floja, pero ya de grande me defendía”, dice en entrevista la señora Socorro Paz Magos, de 81 años quien trabajó limpiando casas en Hidalgo y en la capital.
Hace unas décadas leíamos en anuncios: “Necesito criadita humilde, doce a dieciséis años” “Necesito sirvienta seria para casa chica”, se leía en el Aviso Oportuno de 1922. Estos mensajes exhibían estereotipos negativos y un trato discriminatorio en el uso del lenguaje hacia ellas y a su labor, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
Entonces muchas niñas eran llevadas por sus padres a laborar en las residencias de su pueblo o la ciudad, como el caso de la señora Socorro Paz, que desde los 10 años empezó en esta labor.
Este 30 de marzo fue el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar esta fecha se instituyó el 30 de marzo de 1988 en Bogotá, Colombia. Durante años se han hecho varios ejercicios para definir apropiadamente el trabajo y a las personas que desempeñan labores domésticas.
Históricamente, las trabajadoras del hogar han sido discriminadas, maltratadas y humilladas.
Se les ha llamado de manera despectiva: “criadas”, “sirvientas”, “chachas” o “gatas”. “No está bien que nos llamen así porque es muy humillante, siempre lo noté. ¿Criada? no, porque me crió mi mamá”, expresa Socorro Paz, que en sus 14 años de servicio en algún momento sufrió violencia laboral.
En el Diccionario breve de mexicanismos “criada” proviene de “criado”, “sirviente”, de criar, educar (en casa de un rico), de mujer empleada en el servicio doméstico, se lee.
Jesús Flores y Escalante en Morralla del caló mexicano define la palabra “chacha” como:
“Apócope de muchacha, muy utilizado entre las señoras que se sienten nais, para calificar a la servidumbre femenina”. “Decirnos sirvientas o criadas es una falta de respeto, pero la gente con la que he trabajado es muy educada”, dice la señora Rosalba Lázaro, quien labora en una casa de Coyoacán.
La palabra “sirviente” “era sinónimo de muchacho o muchacha; es decir, un joven soltero y dependiente; trabajar como sirviente era una forma de aprendizaje, previo al desarrollo de los sistemas formales de educación”, escribió Elizabeth Kuznesof en su texto “Historia del servicio doméstico en América hispana” (1492-1980).
“La discriminación se puede dar en múltiples formas cotidianas, siendo una de ellas el lenguaje. Los usos discriminatorios y sexistas que damos a éste, al ser construcciones socioculturales se normalizan”, de acuerdo con la “Guía para el uso del lenguaje inclusivo desde un enfoque de derechos humanos y perspectiva de género”.
“El oficio de trabajadora y trabajador doméstico se remonta al menos a la época colonial. Servir a un patrón o empleador en la reproducción de la vida doméstica se pagaba con techo y alimentación”, de acuerdo con El trabajo doméstico en México: La gran deuda social, documento de la Secretaría del Trabajo.
“Las trabajadoras domésticas o trabajadoras del hogar no son ni `sirvientes´, ni `miembros de la familia/ , ni trabajadores de segunda clase”, señala el Convenio 189 y la Recomendación 201. El 16 de julio de 2011 la OIT adoptó sentar una base normativa para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de millones empleadas y empleados domésticos.
En nuestro país se realizaron un par de consultas (5 y 9 de marzo de 2000) en el entonces Distrito Federal, Veracruz y el Estado de México, en donde 2 mil 123 mujeres decidieron que se le llamara empleadas del hogar.
En México existen 2.3 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar y el 90% son mujeres (Inegi 2016). Nuestras leyes permiten que realicen jornadas de hasta doce horas, sin seguridad social, sin garantías de pensión, entre otros derechos, de acuerdo con el Conapred.
Pero las condiciones de desigualdad laboral para ellas han ido cambiando. El 18 de febrero de 2016 se fundó el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar.
El 20 de marzo de este año el Senado aprobó reformas a la ley laboral y del Seguro Social para reconocer sus derechos. El dictamen plantea otorgarles vacaciones, prima vacacional, pago de días de descanso, seguridad social, aguinaldo y estará prohibido contratar a menores de 15 años.