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Santa María la Ribera, ayer y hoy

  • Esta colonia en el siglo XX era considerada un “barrio” de la ciudad, es decir, un lugar donde aún se conservan las tradiciones de antaño, como lo menciona el reportero que firmaba con el nombre de “El Peregrino Curioso” en un texto de EL UNIVERSAL ILUSTRADO de 1917 titulado “El encanto de Santa María”

EL UNIVERSAL

 

Una de las colonias más emblemáticas, populares y tradicionales de la Ciudad de México es sin duda la Santa María La Ribera. Nacida a fines del siglo XIX al poniente de la ciudad, es de las de mayor antigüedad que se crearon en la capital.

Esta colonia en el siglo XX era considerada un “barrio” de la ciudad, es decir, un lugar donde aún se conservan las tradiciones de antaño, como lo menciona el reportero que firmaba con el nombre de “El Peregrino Curioso” en un texto de EL UNIVERSAL ILUSTRADO de 1917 titulado “El encanto de Santa María”.

La Santa María se localiza en la delegación Cuauhtémoc, delimita al norte por la avenida Ricardo Flores Magón, que la separa de la colonia Atlampa, al oriente colinda con la colonia Buenavista, separadas por la avenida Insurgentes, al sur tiene frontera con la colonia San Rafael y son divididas por la avenida Ribera de San Cosme, por último su delimitación al poniente es con el Circuito Interior Instituto Tecnológico Industrial que la separa de la colonia Agricultura. Actualmente cuenta con una población de más de 516 mil habitantes.

En su escrito “Peregrino Curioso” hace un pequeño recorrido por las calles de la Santa María la Ribera. Primero nos lleva a través del tranvía que llegaba a esta zona y que era el transporte más económico para llegar”.

“Observo que ha sido prudente… y económico. Lástima que nos tocara un vehículo de los que yo llamo de ‘contemplación general’; de esos de ‘bancos corridos’ en los cuales tiene uno el disgusto de verles la cara, frente a frente, a 40 semejantes. La mañana es tibia, como de mayo; claro y riente el Sol”.

Las casas bajitas o de un solo piso han desaparecido casi por completo y han dado paso a edificios

de departamentos y construcciones mucho más modernas que las originales del siglo XIX; aquel barrio que entonces se describía como silencioso, ahora tiene el bullicio de los automóviles y peatones, además de una gran cantidad de escuelas y comercios que dan vida a la zona.

De esta manera el firmante “Peregrino Curioso” dice en su texto que en la colonia hay una falta de árboles: “Aquí y allá veis sobre los muros manchas de follaje. Pero echáis de menos los árboles. ¡Qué bellos eran, qué venerables por lo viejos y frondosos, cuando en este barrio los había! La estética gubernamental barrió con ellos, y pocos son ahora los que bordean esas calles que

llevan nombres simpáticos; que se llaman del Pino, del Ciprés, del Mirto, del Cedro…”.

Sin embargo, hoy vemos gran cantidad de árboles que flanquean sus calles y parques, el más emblemático de estos últimos es la Alameda de Santa María, con numerosos árboles que dan buena sombra tanto a sus visitantes como a sus habitantes.

Pero la historia de esta colonia se remonta a 1859, cuando era el rancho de Santa María la Ribera, el cual fue comprado por la inmobiliaria “Flores Hermanos”, conformada por los hermanos Estanislao, Joaquín y Micaela Flores, además de su madre la señora Juana Casillas, quienes, según investigación de Berta Tello en si libro “Santa María la Ribera”, fraccionaron el terreno del rancho y “proponían calles tiradas a cordel, dejando en claro el buen trazo reticular que sería la base para la edificación de la colonia”.

Es así como volvemos a 1917, con nuestro “Peregrino Curioso” que nos habla de los diferentes aspectos que tenían las calles, mencionando que algunas eran “…anchas, luminosas, con sus casas bajitas” y otras más “estrechas, silenciosas, casi místicas; diríase lugar de conventos”. En la actualidad varias han sido ensanchadas para dar lugar a ejes viales, logrando mayor movilidad.

También describe gran cantidad de comercios, muchos de los cuales se anunciaban en EL UNIVERSAL ILUSTRADO, así que hicimos un recorrido por las calles de Santa María la Ribera para conocer qué ha sido de estos lugares y esto es lo que hemos hallado a casi un siglo de distancia:

Un comercio importante de principios del siglo XX era la tintorería, ya que muy pocas casas contaban con sistema de lavado casero, además de que la ropa necesitaba un tratamiento especial, es así que en el número 39 de la calle Ribera de San Cosme se localizaba la Tintorería Química “Modelo”, cuya publicidad en el ILUSTRADO mencionaba que se especializaba en “teñir colores sólidos en toda clase de fibras”.

Actualmente el edificio donde se localizaba el local ya no existe y hay otro más moderno con locales en su parte inferior y departamentos en sus pisos superiores.

De San Cosme nos dirigimos hacia la calle Dr. Enrique González Martínez, la que anteriormente se llamaba “Chopo”, es en esta donde se encuentra el antiguo Museo de Ciencias Naturales que, como se menciona en un texto de 1932 “con frecuencia es visitado por estudiantes chicos y grandes, y raro es el extranjero que no concurre a él cuando viene a México, posee una variedad valiosísima de especímenes de mar y tierra”, la colección de este museo se mudó a otro espacio en Chapultepec y se quedó este recinto como el Museo Universitario del Chopo.

Que por cierto poseía una gran variedad de especímenes tanto de mar como de tierra, además, como se lee en EL UNIVERSAL ILUSTRADO, entre los ejemplares que allí se exhibían “hay un monstruo antediluviano, obsequiado a nuestro país por el Instituto Smithsoniano de los Estados Unidos.

Más adelante, sobre esta misma calle Dr. Enrique González Martínez, en el número 109, encontramos un edificio moderno, donde se encuentran unos laboratorios médicos, donde antes se encontraba la Escuela de Comercio “San Vicente”, dirigida por la señorita Guadalupe San Vicente, entre los niveles de esta escuela estaban “Elemental, Superior y Cursos completos”, además de ofrecer “Precios moderados”.

Regresamos sobre nuestros pasos hasta la Ribera de San Cosme, el límite sur de Santa María la Ribera, y continuamos el recorrido hasta el número 49, donde se ubicaba la joyería y relojería “La Diadema” que se anunciaba como la “única casa en las colonias Santa María y San Rafael que cuenta con operarios competentes para desempeñar cualquier trabajo, por delicado que sea”, además de hacer hincapié en ser una casa (negocio) mexicana.

Hoy, en este lugar, observamos un edificio de departamentos con espacios en su planta baja para comercio de bolsas y mochilas, un gran contraste con el negocio que lo antecedió a principios del siglo XX.

Seguimos nuestro camino al poniente de la ciudad sobre la Ribera de San Cosme y observamos dos edificios emblemáticos de la Santa María, la secundaria 4 “Moisés Sainz” y el edificio colonial de “Mascarones”, que fuera la casa de campo del Conde del Valle de Orizaba, edificado en 1766, ahora perteneciente a la UNAM y con un claro estilo barroco; hoy alberga un Centro de Lenguas Extranjeras (CELE) y un Centro de Extensión Académica en Tecnologías de Información y Comunicación, ambos de la Universidad.

Seguimos nuestra ruta y cruzando la calle de Naranjo, donde nos encontramos con la estación del metro San Cosme de la línea 2, a un lado de esta se ubica la Secundaria Anexa a la Normal Superior de México, en este lugar, sobre Ribera de San Cosme, se ubicaba en 1932 la Escuela Nacional Mexicana, que menciona el autor contaba con 15 mil metros cuadrados de jardines y huertos, además ofrecía “alimentación sana y abundante, deportes e instrucción esmerada”, además de inglés obligatorio para todos los cursos.

Dejamos la orilla sur de Santa María y nos volvemos a internar en la colonia, esta vez por la calle de Cedro e inmediatamente que nos internamos encontramos el número 2, buscamos el local “El Bebe”, una antigua sedería, sombrerería y tienda de ropa para damas, niños y bebes, que se anunciaba con “los precios más bajos de la colonia”; pero no lo encontramos, en su lugar hay una farmacia en una construcción moderna y que, como en los lugares anteriores, no queda rastro del antiguo comercio.

Siguiendo por la calle de Cedro hacia el norte llegamos la esquina con la calle Salvador Díaz Mirón, aquí se situaba “La Barata”, una miscelánea que contaba con una parte del local “exclusivamente al expendio de pan, y la otra a la venta de abarrotes y semillas”, además ofrecía “…los mejores abarrotes, los más bajos precios y el mayor empeño en servirlo”; hoy el edificio original ya no existe y en su lugar hay un edificio con una pequeña frutería y una muy pequeña tienda de abarrotes, muy distinta a “La Barata” de principios del siglo XX.

Es tiempo de dirigirnos por una de las calles más emblemáticas que del mismo nombre de la colonia Santa María la Ribera. Esta arteria corre de sur a norte desde Ribera de San Cosme hasta el corazón mismo de la colonia, la Alameda de Santa María, pero vayamos despacio y observemos un par de lugares antes de pasar a la cereza del pastel.

Seguimos hacia el norte, aún no podemos divisar los frondosos árboles de la alameda, pero llegamos al cruce que hacen las calles Santa María la Ribera y Amado Nervo, en esta esquina se localizaba la farmacia “Lister” que garantizaba “la perfecta preparación de sus recetas, empleando productos químicamente puros”; hoy en este lugar está un edificio muy distinto y en su parte baja una tienda de conveniencia.

Querido lector, nuestro recorrido está a punto de terminar, sólo nos queda admirar la bella fachada del que fuera anteriormente el Instituto Geológico Nacional, ubicado en la calle de Jaime Torres Bodet, a un costado de la alameda. Hoy este edificio pertenece a la UNAM y es el Museo de Geología, que entre sus colecciones posee el esqueleto de un mamut bebé, además de una gran colección de minerales. Hoy en día los profesores envían a sus estudiantes para que asistan al museo y disfruten la alameda a la salida.

Y es así como terminamos este recorrido por el barrio de Santa María la Ribera, un viaje a través del tiempo de una colonia que pasa su tiempo entre las sombras de sus centenarios árboles y la modernidad de las nuevas construcciones.