Mochilazo en el tiempo

El empresario que con su riqueza le puso casa a los ancianos

Don Arturo Mundet, creador del famoso refresco que lleva su apellido, no sólo fue un fecundo empresario, sino también un filántropo por excelencia. Su legado se conserva, hoy se sigue consumiendo la bebida sabor manzana que creó, además siguen en pie varias de sus obras caritativas, entre ellas el Centro Gerontológico “Arturo Mundet”, que atiende a más de una centena de adultos mayores al sur de la Ciudad de México, sobre Avenida Revolución.
Según información del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Institución que administra dicho centro, la atención a la vejez mexicana vulnerable, “tiene su antecedente en la cultura azteca, quienes les otorgaban la oportunidad de tomar de los tributos que otorgaban naciones con quienes guerreaban, esta ayuda era en especie”.
La “Casa para Ancianos Arturo Mundet”, bautizada inicialmente así en 1940, se ubicaba en la Avenida San Ángel 78, Villa Obregón, que entonces era una zona alejada de la ciudad, pero con la expansión de ésta hoy dista mucho de ser un territorio tranquilo.
La antigua avenida San Ángel se transformó en Avenida Revolución, una de las arterias más transitadas de esta urbe, y la Villa de Obregón se convirtió en la actual delegación Álvaro Obregón.
En la misma cárcel de Belem se atendió a adultos mayores, lo cierto es que la “Casa de Ancianos” patrocinada por el empresario español tiene su relevación en el ámbito de la Asistencia Social, pues fue la primera institución de este tipo en construirse expresamente para atender a dicha población en la Ciudad de México. Según advierten diferentes textos sobre el tema, las personas mayores no eran atendidas como un grupo, pues se perdían entre las diversas comunidades vulnerables, que incluía a niños, mujeres y enfermos de todo tipo.
Este año se cumplieron 80 años de la colocación de la primera piedra, y casi 77 de la inauguración de la Casa para Ancianos Arturo Mundet, en EL UNIVERSAL recordamos a este empresario español de origen catalán que llegó a México en 1902 para establecer una fábrica de productos elaborados con corcho.
El joven Mundet extendió en país el imperio que su familia había construido en España. En la década de 1920, Arturo introdujo a México lo que hoy conocemos como “corcholata” a través de la empresa embotelladora llamada Artículos Mundet para Embotelladoras S.A., para después comenzar su propia bebida hecha a base de jugo de manzana, el Sidral Mundet.
Posteriormente Grupo Mundet pasaría a ser formar parte de la familia Coca-Cola FEMSA. Arturo Mundet falleció en México en 1965, a los 86 años.
La primera piedra
Era el mediodía del jueves 27 de mayo de 1937 cuando se colocó la primera piedra de la “Casa de Ancianos”, donada a la Beneficencia Pública por don Arturo Mundet. Según la crónica escrita en EL UNIVERSAL, la construcción tendría lugar en los terrenos de una antigua finca de recreo llamada “Los Mandriles”, en las inmediaciones de San Ángel, al sur de la Ciudad de México.
Dicha obra, “donada por el filantrópico caballero español don Arturo Mundet”, describe EL UNIVERSAL, tendría un costo de 200 mil pesos… El proyecto del nuevo edificio, “del más bello estilo, es obra del arquitecto señor Weber, habiéndose encomendado la obra al arquitecto valenciano don Francisco Albert, quien se propone terminarla en ocho meses”, continúa la crónica del rotativo.
“La instalación interior será moderna y llena de confort para que responda debidamente al propósito de don Arturo Mundet, y la casa estará rodeada de atractivos jardines por donde discurran en plácida vejez no menos de 125 asilados”, apuntaba el diario.
EL UNIVERSAL informó que el Presidente de la Beneficencia Pública, el doctor Enrique Hernández Álvarez fijó la primera piedra de la Casa para Ancianos con una cuchara de plata, dicha piedra tenía una placa con la siguiente leyenda: “Arturo Mundet, filántropo español, donó a los ancianos esta Casa, cuya primera piedra colocó el Dr. Enrique Hernández s, Presidente de la Beneficencia Pública, el 27 de mayo de 1937”. Además, dentro de una fosa fueron “colocados también una colección de monedas del cuño corriente, otra de los periódicos del día y el acta correspondiente, en pergamino, que firmaron casi todos los presentes a la ceremonia”.
La inauguración
En la edición del sábado 5 de octubre de 1940, EL UNIVERSAL informaba de la inauguración, “por el filántropo español señor don Arturo Mundet, de las Construcciones donadas a la Secretaría de la Asistencia Pública, y que se destinan para acoger ancianos menesterosos”. En dicha nota previa al evento, se daba a conocer que la ceremonia comenzaría a las 11 horas y estaría encabezada por el Secretario de Asistencia Pública, Silvestre Guerrero.
Según los datos proporcionados al diario, el nuevo inmueble, construido expresamente para atender a adultos mayores vulnerables, había tenido un costo de “poco más de medio millón de pesos, tanto el edificio como los equipos. El señor Mundet que se ha distinguido siempre por su espíritu altruista en ayuda de los desamparados, invirtió en la construcción la cantidad de 350 mil pesos y la Secretaría de la Asistencia Pública ha gastado en los equipo de la nueva casa, cerca de 300 mil pesos”.
El nuevo refugio, se describía, fue construido en un terreno de vasta extensión, con “un edificio central que cuenta con dos alas; allí están los dormitorios para los hombres, el departamento médico, los comedores, una gran sala con cristales en colores que representan escenas populares españolas, luego el hall, anchos corredores”.
“Al frente se extienden los prados y casi a la entrada hay pabellón destinado a dormitorio de las ancianitas; el edificio en su totalidad es luminoso, lleno de sol, con grandes cristales; los pisos de duela y mosaicos, la construcción modernísima cuenta con sendos departamentos sanitarios, baños, salines de descanso”.
Según se lee en las páginas de El Gran Diario de México, “don Arturo Mundet, que pone ejemplo a la iniciativa privada para extender la beneficencia pública, no escatimó esfuerzos económicos, ni entusiasmo, para ver realizado nuevamente su deseo de ayudar efectivamente a la soledad, los años y la fatiga de la vida de los ancianos que encontrarán un remanso en aquel confortable refugio”.
Los primeros 200 habitantes de la Casa Arturo Mundet, “fueron seleccionados de 400 inquilinos del Asilo ‘García Torres’, que como se recordará fue también donado por el señor Mundet, se seleccionaron doscientas personas entre hombres y mujeres, a fin de que aquellos que guarden buenas condiciones de salud pasen al nuevo establecimiento en tanto que los que tengan algún padecimiento seguirán siendo atendidos en la primera casa a la cual irán también ancianos de nuevo ingreso”, condición que hoy en día sigue vigente.
Entre los habitantes de aquel nuevo establecimiento, se encontraba don Juan Cumplido, de 70 años, a quien EL UNIVERSAL entrevistó, pues se trataba del “hijo del ilustre litógrafo y periodista don Juan Ignacio Cumplido que hizo el periódico “Siglo XIX” con Altamirano, Prieto y otros”.
El diario describía a Cumplido como un “hombre fuerte aun alto, digno; fue Cónsul de México en San José de Costa Rica allá por el 1897; después agente confidencial del Gobierno Mexicano en Nicaragua”. Don Juan, quien afirmaba admirar la filantropía del generoso señor Mundet, subrayaba que “por él, nosotros que hemos recibido tantos reveses de la vida, podemos terminar en paz, pero no ociosos. Dibujo, pinto; invitaré a mis compañeros a recibir unas clases que estoy dispuesto a darles. Aquí se está bien, ya nosotros nada tenemos que hacer en el barullo de la calle”.
“Luego el señor Cumplido nos muestra un álbum de periódicos, recortes, cartas que guarda con cariño singular, se trata de su propia vida, son sus mejores recuerdos; lo vemos en una foto acompañado de funcionarios; está joven, fuerte para la lucha; ahora, navegando en la soledad, encuentra su refugio con los demás ancianos en un intercambio de historias, anécdotas para recordar y vivir. Y en las tardes apacibles el ámbito se llenará de voces: “Cuando…” Y después, al anochecer, dirán estos ancianos: “Nosotros los pobres viejos…” Pero ya tendrán más calor, más afecto y aliento; el señor Mundet y el Gobierno les habrán dado esa última esperanza de una vida apacible”, termina el rotativo.
El Centro Gerontológico Arturo Mundet
Según la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), Adultos mayores son aquellas personas que cuenten con sesenta años o más edad.
De acuerdo con cifras recientes del Consejo Nacional de Población (Conapo), en México existen más de 8 millones de adultos mayores, de los cuales 876 mil habitan en la Ciudad de México, que representan 10.5% del total de población nacional. Conforme las proyecciones de Conapo la esperanza de vida de las personas alcanzará 81.9 años en 2050 y las mujeres vivirán más que los hombres.
De acuerdo con información del DIF, en 1982, por decreto presidencial la asistencia social formaría parte del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia y es así como la Casa Hogar para Ancianos “Arturo Mundet”, modificó su organización y conformó un modelo de atención multidisciplinario.
A partir del 1989, en la Casa Hogar inició la atención a adultos mayores externos, “situación que benefició a ancianos que tenían la posibilidad de continuar en su núcleo familiar, pero que requerían de la atención especializada en ámbitos como la geriatría y la gerontología, dando lugar a programas como Atención de Día, y la orientación a familiares y /o responsables de Adultos Mayores sobre las características biopsicosociales del Adulto Mayor”.
“Actualmente- continúa el documento del DIF- el Centro Gerontológico se considera un Modelo Nacional de Atención perteneciente a la Subdirección General de Asistencia e Integración Social, a la Dirección de Rehabilitación y Asistencia Social y a la Subdirección de Servicios Asistenciales”, es uno de los cuatro centros de atención a adultos mayores que administra el DIF, entre los que se encuentran: el Centro Gerontológico “Vicente García Torres”, en la delegación Azcapotzalco de la Ciudad de México, la Casa Hogar para ancianos “Olga Tamayo”, en el estado de Morelos y la Casa Hogar para Ancianos “Los Tamayo”, en el estado de Oaxaca.
Para ser beneficiario en alguna de estas casas del DIF, se debe ser una persona mayor de 60 años o más; sujeta de asistencia social en desamparo, marginación o sujetos a maltrato, conforme a la Norma; no ser portadora de enfermedades infectocontagiosas; aceptar y presentarse a las valoraciones social, médica y psicológica; expresar mediante escrito libre su deseo manifiesto de ingreso; funcional física y mentalmente para el desarrollo de las actividades de la vida diaria; si presenta alguna discapacidad que ésta les permita incorporarse a los programas de atención integral del Centro, y la vida en comunidad.

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