EFE.- Varios miles de personas pasaron la noche del domingo en los alrededores de la ciudad turca de Edirne esperando para poder cruzar a Grecia, atrapados entre la Policía turca, que les anima a intentarlo, y la griega, que usa la fuerza para impedirlo.
Numerosos refugiados sirios declararon que, una vez llegados de Estambul y otras ciudades turcas, ya no tienen permiso para volver, pues las autoridades turcas únicamente les permiten abordar vehículos que los acerquen a la frontera.
La mañana de ayer un furgón policial apareció escoltando un autobús a unos cinco kilómetros del paso fronterizo. Los agentes animaron a los migrantes y refugiados a subirse al vehículo para dirigirse al borde.