Miedo, como medio de la oposición para enfrentar al nuevo gobierno

Números Claros
    •    La llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador abre las puertas al crecimiento económico y desarrollo social de México


El miedo parece ser el mejor medio de la oposición para enfrentar al nuevo gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. La modificación de las proyecciones sobre el crecimiento de la economía nacional por parte del Banco de México (BANXICO), han dado mucho de qué hablar en los medios y los analistas apuestan a un crecimiento nulo de la economía para 2019, esgrimiendo la reducción del gasto público bajo la lógica de la austeridad, la caída de las inversiones, los efectos del desabasto de gasolina en enero y el cierre de las vías férreas en el puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán.
Habrá que refrescar la memoria histórica económica reciente de México para desechar el pesimismo. En marzo de 2018, en el marco de la Convención Bancaria, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) proyectaba un crecimiento de la economía del 2.2% para ese año; bajo la incertidumbre de los resultados de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la reforma fiscal del presidente Donald Trump en los Estados Unidos y los resultados de las elecciones presidenciales y legislativas en México.
Hoy, esos dilemas han sido superados y un nuevo país parece comenzar a rediseñarse con una nueva política económica y social. La reforma fiscal estadounidense es una realidad irrevocable que está llevando inversiones; el TLCAN ha sido sustituido por un acuerdo comercial con aranceles a punto de entrar en vigor, MORENA tiene la mayoría en el Congreso y el presidente Andrés Manuel López Obrador es el presidente de México; así, han sido superados viejas disyuntivas, pero aparecen nuevas, sobre todo, las alimentadas por los adversarios al proyecto del presidente López Obrador.
Los adversarios al proyecto del presidente de México parecen no tener memoria, ni capacidad para analizar la historia económica reciente de México. Los datos del INEGI sobre el crecimiento en 2018 mostraron que la economía nacional apenas pudo crecer en 2%, no sólo lejos del promedio que la SHCP tenía como objetivo, de entres 3.5% y 4.5%, sino muy remotamente lejos de las tasas superiores al 5%, prometidas por el presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno.
Con ello, se han materializado tres sexenios consecutivos con un crecimiento promedio anual de apenas 2.2% y 25 años de crecimiento de la economía nacional en 2.4%, bajo la sombra del TLCAN y las políticas neoliberales que han pretendido erradicar la presencia del Estado en la economía, desmantelando las empresas públicas a toda costa.
Después de la crisis de los errores de diciembre de 1994 y de 18 años de ser solamente administrado por los gobiernos en turno, a México ha vuelto la esperanza con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, haciendo renacer la confianza del pueblo en que un México mejor, distinto al actual, es posible de construir con el esfuerzo de todos y cambiando las políticas neoliberales que no han dado resultados creíbles.
A 100 días de gobierno del presidente López Obrador, él no sólo ha alcanzado los máximos históricos de confianza de los mexicanos, sino que tiene el respaldo de la mayoría de los ciudadanos para acabar con la corrupción, luego de desenmascarar la trama de políticos, servidores públicos, empresarios y delincuentes que pretendían destruir a Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), cuya mejor expresión ha sido el robo de combustibles; no sólo desde tomas clandestinas rurales, sino desde bodegas, mercados y hasta un Club de Golf; todo bajo la complicidad de funcionarios públicos y la vista atemorizada del pueblo, callado por la fuerza de la violencia.
La llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador abre las puertas al crecimiento económico y desarrollo social de México. Luego de más de treinta años de políticas neoliberales, que sólo administraron al país sin apostar por su transformación; todas ellas, centradas en los objetivos de inflación del BANXICO, empeñado en llevarla por debajo del 3%, sin importar sus consecuencias sobre el empleo y el empobrecimiento del pueblo, que ha sufrido la pérdida de empleos, la reducción de sus ingresos, la descomposición social, el incremento de la inseguridad, de la violencia y del crimen organizado.
El nuevo gobierno ofrece la oportunidad de cambiar una política económica que solo ha propiciado un crecimiento mediocre de la economía nacional y abrir las puertas a un crecimiento elevado y sostenido, de al menos 4%, en promedio anual, a partir del estímulo a la inversión privada y a la demanda interna; algo que ha sido ridiculizado por la oposición y sus críticos en los medios.
El gobierno del presidente López Obrador espera un crecimiento de entre 1.5% y 2.5% para 2019, no ha ofrecido crecer a tasas superiores al 5%, como lo hizo retóricamente el presidente Peña Nieto en 2013, bajo el espejismo de sus reformas económicas frustradas. Si bien el BANXICO acaba de modificar sus proyecciones económicas para 2019, dejándolas entre 1.1 y 2.1%, luego que las fijara entre 2.2% y 3.2% en 2018, esos pronósticos no pueden servir para ver con pesimismo el futuro de México, sino para readecuar la estrategia de crecimiento de la economía nacional y crear las condiciones para su expansión en los próximos meses, las condiciones de estabilidad y certidumbre para los inversionistas nacionales y extranjeros.
La opinión crítica la estrategia del presidente contra el robo de combustibles, su pasividad frente al bloque de las vías férreas en Lázaro Cárdenas, Michoacán, y busca más argumentos para enfrentarlo y provocar la frustración de los ciudadanos. Pero lo cierto es que, si por primera vez en México se combate a la corrupción frontalmente, se enfrenta la inseguridad con la creación de la Guardia Nacional y se da certidumbre a inversionistas, la economía nacional puede crecer más allá del 3% en 2019; siempre que se incorporen al empleo y al consumo a una parte sustancial de los más de 55 millones de pobres del país, hasta hace poco olvidados.
Ello implica instrumentar medidas para hacer que la demanda interna, poco a poco, se convierta en el instrumento de crecimiento de la economía, incorporando a nuevos consumidores al mercado, a fin de enfrentar la posible desaceleración de la economía internacional, o su lento crecimiento. Facilitar el acceso a bienes de consumo básicos y bienes de consumo duradero a mexicanos que nunca han tenido esa posibilidad, puede ser el detonador de un mayor crecimiento en México; en tanto que, los proyectos de infraestructura podrán contribuir a ello, en la medida en que sean puestos en marcha.

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