PERSIGUIENDO AL CONEJO BLANCO, SOBRE RUEDAS / ÚLTIMA PARTE
• Los mexicanos tienen formas muy especiales de tratar a los extranjeros: Ariel Mancuso
• Los dos asienten que la misma gente los llama para visitar lugares emblemáticos de México
“Una vez que pica el bicho del espíritu aventurero, dan ganas de conocer más”, así lo comentó Ariel al justificar la aventurada salida hacia-quién-sabe-dónde, pero que ha traído muchas memorias a esta pareja de viajeros, dignas de un guión de película. Ahora disfrutan cada kilómetro que pasan a través del asfalto, porque como lo mencionaron en algún momento, “Alaska es solo un pretexto para viajar”, o en otras palabras, lo que importa es el viaje en sí.
En tierras aztecas
Fue hace nueve meses que Ariel Mancuso, Soledad Oviedo y Cachi llegaron a territorio mexicano, después de haber atravesado América Central. Su puerta de entrada al país: Chetumal, y con él, todo el esplendor de la cultura maya y sus ruinas, y sobre todo, su vegetación.
-Llegamos a México hace unos nueve meses, más o menos –refiere Ariel-, Chetumal, Quintana Roo es donde entramos, y afortunadamente hemos tenido muchas experiencias, pues desde el primer día en que entramos a México nos sentimos muy bienvenidos.
Al tiempo en que dice esto, una sonrisa se le dibuja en su rostro, mientras que Sole también hace lo mismo. Destaca la hospitalidad mexicana sobre todas las demás.
-Me gusta mucho una frase, lo usan mucho, algo así más o menos como “cuando pasen por tal lado, ahí tienen su pobre casa”, y la verdad es que realmente es así, nos han contactado de varios lugares de México, y cuando llegamos ahí ellos nos invitan a conocer su pueblo, sus familias, y es lo que más destaco del viaje.
Durante los nueve meses que han recorrido el país, destacan que son muchos los lugares que existen en el territorio, que no alcanzaría el tiempo para verlos todos.
-En este tiempo nos hemos llevado ya como 10 estados. Nos faltan 22 –se da tiempo de bromear, y el resto de la concurrencia también ríe-. La verdad es que es un país muy grande, pero la verdad es que lo estamos disfrutando mucho.
Y como su primer acercamiento con el país fue, precisamente, la Península de Yucatán.
-Pues, todo lo que fue la Riviera Maya nos encantó, Chiapas también, llama la atención las zonas y los vestigios. Claro, también la costa de Oaxaca, y de ahí nos fuimos a Puebla. No hemos podido conocer tanto de allí, pero es donde, desafortunadamente se nos rompió el motor, y de ahí lo que hemos conocido fueron los talleres mecánicos y las refaccionarias, pero bueno, las experiencias son muy buenas.
-¿Se les descompuso Cachi? –pregunta otro más de los reporteros
-Sí, –responde Ariel-. De hecho, el motor que ahora tenemos fue cambiado en buena parte. Podríamos decir que Cachi tiene doble nacionalidad: es argentino porque fue fabricado allá, pero también es mexicano porque aquí tuvo como un cambio de piezas.
México mágico, Hidalgo mágico
-¿Y de Puebla, para dónde fueron? –volvió a preguntar.
-Pues la ruta que hicimos fue que salimos de Puebla, y de ahí nos fuimos a Tlaxcala, y luego corrimos a Actopan. Y claro, de Actopan fuimos a aquí, Pachuca, y por estos días hemos estado conociendo Real del Monte.
-¿Y qué les ha llamado la atención de nuestro estado?
– Lo que hemos visto en estos días de Pachuca y de Real del Monte –comenzó a relatar Ariel-, la verdad es muy bonito, el Real nos encanta, es un pueblo mágico totalmente. La gente es muy amable, las calles empedradas, un lugar muy tranquilo y seguro, y pues, queremos seguir conociendo. Ahora nos queda Huasca de Ocampo, Mineral del Chico, y de ahí conocer todos los Pueblos Mágicos.
-De hecho –sugiere uno de los compañeros-, también deberían pasar por Huichapan y Tecozautla antes de que se vayan de Hidalgo.
Y sí, su principal objetivo durante su estancia en México es visitar los 111 Pueblos Mágicos de todo el país. Pero, ¿lo lograrán?
-De hecho, cuando entramos a México nos dijeron que existen más de cien Pueblos Mágicos. La verdad, no creemos poder visitarlos todos, pero la idea es que en cada estado en que estemos, poder visitar la mayoría.
Diario de unos viajeros
Más allá de las experiencias adquiridas durante los tres años que llevan en el volante, también es necesario dejar un registro de los lugares y los acontecimientos que ocurran en el momento, algo así como llevar un diario.
-Pues, cuando empezamos el viaje –esta vez responde Sole-, tenía una pequeña agendita, y en la noche en que ya nos íbamos a dormir lo escribía. Sobre todo escribía sobre la gente que conocía, o alguna historia que se haya quedado grabada. Y de hecho lo fui haciendo diario. Imagínate, tres años llevamos de camino y ya llenamos como tres cuadernos.
Todos, en ese mismo instante nos imaginamos la dimensión de aquellas libretas, todas plasmadas de historias que contar una vez que regresen a la Argentina, a sus amigos, a su familia, a su descendencia.
-¿Y qué piensas hacer con esos escritos? –pregunta una reportera.
-Cuando el viaje haya concluido, no lo sé… -trata de vislumbrar-, quizá si saque algún librito, o a lo mejor me queda a mí de recuerdo.
-Y ¿quién de los dos conduce? -Sole señala a su novio.
-Sí, el viaje lo he estado conduciendo yo –contesta Ariel -, Sole aprendió a manejar un poco, de hecho estuvo aprendiendo a manejar un poco en Bacalar. Y en sí, las carreteras suelen resultar un poco peligrosas, Cachi no es el vehículo más fácil de conducir, es un poco pesado y duro, hablando del volante. Igual, como no manejamos tanto, hacemos recorridos cortos, no se me hace tan pesado. Y ahí vamos poco a poco.
El viaje tiene que seguir
A pesar de que han pasado un tiempo agradable en Hidalgo, como todo viaje se tiene que seguir, y la consigna de Ariel y Sole es, “ir siempre hacia el norte”.
-A veces miramos los mapas –platica un poco Ariel-, tenemos de papel y también un GPS, y de ahí vamos checando las rutas, ya sea por la recomendación de la gente. De hecho, hace un tiempo un viajero nos regaló el GPS, y eso nos ha facilitado un poco en las ciudades, para no perdernos o para no gastar gasolina de más. Ahora usamos la tecnología a nuestro favor.
Y aunque la meta definida es Alaska, no hay un tiempo definido para llegar. Al menos, lo que buscan Sole y Ariel es disfrutar cada momento que pasan montados en Cachi, la vagoneta que se ha convertido en una especie de emblema.
-La verdad –Ariel toma la palabra-, es que no tenemos una fecha exacta para llegar, si sabemos que tenemos que llegar en verano. Este verano está muy próximo, y por lo que veo está muy difícil llegar. Pero calculo que para el año que viene, aproximadamente entre mayo y junio, que es la mejor época para entrar a Alaska, porque después hace demasiado frío y la nieve no deja conducir por esas zonas.
Ariel y Sole se levantan de sus lugares para dirigirse a Cachi, mientras que los demás los seguimos para ver de cerca lo que contiene. En cuanto Sole abre la puerta de la vagoneta se pueden observar que dentro hay una especie de camastro donde llegan a descansar, además de una pequeña parrilla y una mesa donde tienen sus artículos.
Y por otro lado, Ariel abre el compartimiento del motor, dejando ver una buena maquinaria, impecable y como si no se hubiera descompuesto. Él mismo declara que, ya que le cambiaron algunas piezas y partes del motor, se encuentra más que lista para enfilarse de nuevo por la carretera.
-¿Saben algo? –nos pregunta Ariel-. La pintura que tiene la Combi no es la misma.
Nos muestra unas fotografías. En ellas nos muestran el proceso que sufrió Cachi para ser de nuevo reluciente, pues partes de la carrocería ya comenzaban a desprenderse. Destaca la parte de enfrente, a la usanza del transporte público, un letrero que decía: “Ruta Buenos Aires-Alaska”.
Observamos las artesanías. Son pulseras hechas a mano, de colores vistosos y hermosos, y además, unos llaveros con la imagen de Cachi en diferentes colores, pues la vagoneta se ha vuelto su marca registrada.
Sole y Ariel se despiden de todos, se despiden de la Bella Airosa en dirección a Huasca, y quizás a probar unos cuantos pastes en el camino. Ahora su objetivo es el estado de Querétaro, y de ahí… bueno, ellos después lo contarán.
Actualización
El día de hoy, viernes, Ariel Mancuso y Soledad Oviedo, se encuentran viajando rumbo al estado vecino de Querétaro, donde seguirán su recorrido bordeando la costa del Océano Pacífico. De hecho, ya visitaron diferentes partes de la Comarca Minera, y prueba de ello, en sus redes sociales, tienen una foto de ellos sobre la Peña del Aire, en Huasca.
Ellos, en la misma vía, comentaron que “visitar Huasca fue el mejor momento de su vida”, en donde se dieron la oportunidad de adentrarse en los bosques y sus mitos sobre los duendes y seres mitológicos. Por otro lado, contactos que han hecho desde su entrada al país manifiestan sus deseos de que el viaje termine bien.
Los que conformamos el equipo de Diario Plaza Juárez les deseamos un buen viaje y que sigan Persiguiendo al Conejo Blanco. Claro, mientras Cachi no se detenga.