Home Nuestra Palabra José Luis Ortiz Santillán México y el mecanismo de Tuxtla

México y el mecanismo de Tuxtla

0

“Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas…”
José Martí.

Cuando el presidente Vicente Fox puso en marcha el Plan Puebla-Panamá fue cuestionado. 16 años después ha dejado de ser el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica para nombrarse Mecanismos de Tuxtla: precisamente, en San José de Costa Rica se acaba de celebrar su XVI Cumbre  de Jefes de Estado y de Gobierno, en la cual participó  el presidente Enrique Peña Nieto.

Desde el año 2001 a la fecha no sólo México ha cambiado, América Latina y el Caribe se han vendido transformando y Centroamérica transita por nuevos caminos de democracia e independencia, pese a los recientes cuestionamientos de México hacia Nicaragua y su democracia, construida después del derrocamiento de Anastasio Somoza en 1979. En efecto, durante el periodo que va de 2001 a la actualidad, se han producido profundas transformaciones políticas, económicas y sociales, por lo que hoy los países de Centroamérica han dejado de ser las antiguas “repúblicas bananeras de antaño”, gobernadas desde las embajadas de los Estados Unidos.

El presidente Vicente Fox tenía con los Estados Unidos una relación preferencial y México se pensaba parte de una enorme unión de los países del norte del continente, hoy la llegada del presidente Donald Trump ha vuelto a su realidad latinoamericana a México y, aunque parece no importarle, requiere más que nunca de los apoyos de los países latinoamericanos y caribeños para negociar con los Estados Unidos.

Lamentablemente, el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica ha pasado de ser un mecanismo de integración regional para convertirse en un instrumento de cooperación de México con Centroamérica, República Dominicana y Colombia. Lo cual demuestra que no sólo el presidente Trump ha dejado de apostar al libre comercio y a la integración regional, sino que México no tiene ningún interés en profundizar una integración con países de menor desarrollo.

En el Comunicado que la presidencia de México ha sacado al concluir la Cumbre, se señala que el Presidente Peña Nieto ha planteado que la cooperación para el desarrollo es un pilar exitoso del Mecanismo de Tuxtla, que ha generado resultados concretos para los ciudadanos en áreas como salud, seguridad alimentaria, infraestructura y energía, entre otros; nada extraordinario en lo que se viene repitiendo en cada Cumbre, por lo menos desde 2008 a la fecha.

También el presidente Peña ha dicho que las contribuciones de México, como el Sistema de Información Georreferenciado que facilitará el comercio y la movilidad de mercancías y personas, desarrollado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), y la plataforma de la Red Mesoamericana de Gestión Integral del Riesgo, impulsada por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) de nuestro país; todas esas aportaciones, han contribuido al desarrollo de la región. No obstante, ha olvidado que la idea original apostaba a la integración física de la región, a la integración de la infraestructura para facilitar la movilización de las mercancías, de todos los servicios y de las personas.

Las prioridades de México parecen extraviadas hoy. Desde hace años México se ha venido distanciando de América Latina y el Caribe, prefiriendo apostar por la integración fallida con los Estados Unidos y Canadá; tanto así que no participó en la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada del 21 al 26 de enero pasado en la República Dominicana.

Entonces, el presidente Enrique Peña Nieto prefirió no asistir en espera de su reunión frustrada con el presidente Trump, cuando debió hacerlo para fortalecer la posición negociadora de México con el respaldo de todos los líderes latinoamericanos y caribeños, los cuales condenaron en su declaración el cierre de fronteras y el proteccionismo comercial que ahora pretende instaurar Donald Trump.

A pesar de su histórica política exterior y protagonismo perdido en América Latina, de su participación en la creación de la CELAC en el 2010, en nuestro país; en la Alianza Pacífico junto a Chile, Perú y Colombia, así comen en el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, junto a los países centroamericanos, Colombia y la República Dominicana.

Desde finales del Siglo XX, México ha optado por mantener un discurso amigable y cordial con los Estados Unidos, de apoyo a todas sus iniciativas en el continente Americano, evitando la confrontación y, muchas veces, poniéndose al margen de los problemas latinoamericanos, dándoles la espalda incluso a los países; por lo que ahora, bajo la nueva política del presidente Trump hacia México y Latinoamérica, valdría más que nuestro país dejara de ver hacia el norte y comenzara a hacerlo hacia el sur.