NÚMEROS CLAROS
En los últimos meses, todos hemos podido ver como el gobierno federal sigue vanagloriándose con los éxitos de la política económica que ha seguido hasta ahora.
Al concluir 2015 y los tres primeros años del presidente Enrique Peña Nieto al frente del gobierno de México, la economía nacional se encuentra atrapada entre la ficción y la cruda realidad que viven millones de mexicanos. Por suerte nuestro país no es tan frío como los países escandinavos o Rusia, de lo contrario en este invierno podrían morir de frío los más de 55.3 millones de mexicanos, que oficialmente, viven en condiciones de pobreza.
Pero el gobierno federal no parece interesado en los pobres, no en época que no sea de elecciones; pues finalmente los pobres no disponen de una tarjeta de crédito y para él son más un problema que afecta la imagen de México en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de los países ricos al que pertenece, que un reto para diseñar una política económica a partir de este problema, fuente de la violencia, la inseguridad y el crimen organizado.
En los últimos meses, todos hemos podido ver como el gobierno federal sigue vanagloriándose con los éxitos de la política económica que ha seguido hasta ahora, nada diferente de los 12 años del gobierno del PAN; de los equilibrios macroeconómicos y de la baja inflación. Pero ¿Cómo podía aumentar la inflación con menos ingresos en los hogares, con más mexicanos trabajando en la economía informal o desempleados?
Los hombres de negocios del país, los empresarios, los miles de hombres y mujeres que venden mercancías o brindan servicios en el país, saben mejor que nadie que las cosas no marchan bien para sus negocios, ya sean grandes o pequeñas sus unidades de producción o servicios; ellos están conscientes de sobre los problemas reales de la circulación del dinero en el país, de su escasez.
Ha pasado el “Buen Fin”, donde millones de personas pudieron disponer de una parte de su aguinaldo y “arrojarse” al consumo en los mercados; sin embargo, pese a este impulso al consumo interno impuesto desde hace tres años, las cosas no marchan bien para las empresas en México, pues hoy no todos los mexicanos tienen un empleo o ingresos dignos que les permitan mejorar su nivel de vida.
Surgidos de encuestas los datos sobre el desempleo en el país ¿Usted no creerá que el número de desempleados en México es de sólo 2 millones 244 personas? Con un aumento dinámico del número de jóvenes que llega a la edad de poder trabajar y no tiene opciones de empleo; con una oferta limitada de empleos formales en relación a la demanda (bono demográfico); con más hombres y mujeres trabajando en el mercado negro o desempleados, no debería sorprendernos que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), informara este lunes pasado que las ventas minoristas se redujeron en 1.1% en septiembre, respecto al mes de agosto, la caída más pronunciada desde agosto del 2013, cuando las ventas minoristas cayeron 3.6%, precisa el Instituto.
Esta reducción de las ventas minoristas está a tono con el 2.5% de inflación durante los primeros quince días de noviembre, se ajusta a los objetivos de inflación del Banco de México situados en 3% para este año; pero lejos de hablarnos del éxito de la política económica seguida por el gobierno, nos indica que gracias a que cada vez más se reducen los ingresos de los hogares los ciudadanos están consumiendo menos, están comprando menos productos y servicios, no porque no quieren, sino porque su poder adquisitivo se ha reducido drásticamente,
Un buen indicador del empobrecimiento de los mexicanos, lo muestra el ritmo de crecimiento de la economía nacional durante los primeros 11 trimestres que han pasado del presente sexenio. Con los datos publicados en viernes pasado por el INEGI, respecto al crecimiento de la economía en el tercer trimestre de este año, 2.6%, la economía nacional ha acumulado un crecimiento promedio en el año de 2.4%, pero sólo ha podido crecer en 1.9%, en promedio, en lo que va del sexenio; lejos de la promesa del presidente de “hacer crecer la economía a tasas de entre 5% y 6%”.
Con los resultados del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) al tercer trimestre de este años, resulta que durante los
Estos resultados no son los prometidos durante la campaña del presidente Peña Nieto, pero encajan dentro de las proyecciones de crecimiento de entre 2 y 2.8% previstas para 2015 por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
No hay nada escrito aún sobre lo que logrará crecer la economía en este año, pues el último trimestre de cada año, durante el gobierno del presidente Peña Nieto, la economía ha crecido en sólo 1.13% en 2013 y en 2.65%en 2014; por lo que si la economía mantiene su ritmo actual, seguramente, veremos cumplir las expectativas del gobierno federal, pero no las promesas de campaña.
Pero en la medida en que la inmensa mayoría de los mexicanos siga sin entender como se está conduciendo la economía y el verdadero sentido de los indicadores económicos, entre ellos la razón por la que el peso esta devaluándose, debido a la salida de los capitales extranjeros movidos por la desconfianza en México, el gobierno podrá seguir hablando del éxito de su reformas económicas y de su política económica seguida.
A los ciudadanos les toca juzgarla y sancionarla en las urnas en el momento de las elecciones, aún cuando a la clase política poco le importe que sólo acuda a votar el 30% ó 40% de los electores, menos la legitimidad del gobierno. El nivel del consumo en el mercado, siempre será la mejor expresión del bienestar de los ciudadanos; pero también, la participación de los ciudadanos en las elecciones, será el mejor indicador del bienestar de la democracia en un país.