NÚMEROS CLAROS
• El acuerdo prevé que México deberá fortalecer la frontera sur con Guatemala, incluido el despliegue de la recién creada guardia nacional
El reciente acuerdo entre los Estados Unidos y México sólo constituye un respiro temporal, bajo la amenaza permanente del presidente estadounidense de usar la fuerza de sus aranceles para doblegar a nuestro país, en una guerra comercial que, desde el inicio de su campaña presidencial, tuvo a México y a China entre sus rivales a neutralizar, según él, responsables de la pérdida de millones de empleos en su país, producto de malas negociaciones afectadas por los gobiernos que lo sucedieron.
En principio, el compromiso alcanzado sobre inmigración ilegal ha neutralizado y desvanecido el peligro de ver gravadas las exportaciones de México a los Estados Unidos con una tasa progresiva del 5%. En principio, violar los acuerdos que dieron origen al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aún vigente, y pretender imponer aranceles es un absurdo y contraviene las leyes internacionales; sin embargo, ello hubiera sido perjudicial para la economía de los dos países.
Ahora, el propio presidente Donald Trump se ha encargado de alimentar las dudas sobre el acuerdo alcanzado y todos cuestionan la sostenibilidad del acuerdo. El presidente Donald Trump y el presidente Andrés Manuel López Obrador, cada uno por su lado, han explicado el compromiso alcanzado sobre el tema de la inmigración, pero ello no ha diluido las dudas entre la clase política y los analistas.
Por ahora el que los Estados Unidos y México hayan llegado a un acuerdo, es un respiro en medio de la guerra comercial desatada por el mandatario estadounidense, pues evita la imposición de los aranceles comerciales que se aplicarían desde este lunes. El presidente Donald Trump, ha utilizado el acuerdo como parte de su campaña de reelección y por Twitter, ha dicho que se trata de un acuerdo histórico entre los dos países; por lo que espera una enorme cooperación entre su país y México para detener los flujos de inmigrantes hacia su país; pero bajo la advertencia o amenaza, que si México no coopera siempre tendrá los aranceles para obligar a nuestro país a hacerlo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido claro, al afirmar que no ha levantado su puño cerrado contra el presidente de los Estados Unidos, sino que él ha extendido su mano, abierta y franca, al presidente estadounidense, en son de amistad; insistiendo en su oferta de amistad, diálogo y cooperación por el bien de los dos países, como única vía para hacer frente a la crisis humanitaria que afecta a las dos naciones.
El acuerdo prevé que México deberá fortalecer la frontera sur con Guatemala, incluido el despliegue de la recién creada guardia nacional. Pero también, México se ha comprometido a aplicar el programa de cooperación que la Organización Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), recientemente le presento a México, del cual el presidente López Obrador a extendió una invitación al presidente Trump para que la apoye. Sin duda alguna, México está enfrentado a una crisis migratoria en el sur de su frontera y en su frontera norte, vive una crisis comercial, producto de la guerra comercial alimentado por el presidente Trump; bajo la amenaza de los aranceles.
