Mexicanos, las mulas del narco en América Latina

Crecen cifras de mexicanos detenidos en la región por actividades relacionadas con el tráfico de drogas.

En la jerga policial, las momias son las personas a las que, con cinta especial, se les adhieren los paquetes de cocaína a su abdomen

Con frialdad, sin inmutarse, confiado y acostumbrado a cumplir su misión criminal, el mexicano Juan Luis Mendoza Montoya vulneró más de 50 veces desde 2012 los controles antidrogas de terminales aeroportuarias de Colombia, Venezuela, Bolivia, Panamá y Perú para traficar cocaína a México por vía aérea en vuelos comerciales. 

Sus correrías para eludir a las autoridades de seis países concluyeron en marzo de 2014, al ser identificado por Colombia como el correo humano de México con más movimientos migratorios en América Latina para traficar estupefacientes. 

Fue detenido en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, con 25 kilos de cocaína de alta pureza en su poder. Oriundo de Chiapas, Mendoza purga 10 años y ocho meses de prisión en Colombia. 

Su historial apenas ilustra la intensa actividad de mexicanos reclutados como momias, mulas o burros de mercados de consumo en EU. Los correos -burros o mulas- llevan la mercancía oculta en equipajes o ingerida en preservativos, con riesgo para su salud por la amenaza de que los condones se rompan. 

Un incesante despliegue de narcotraficantes mexicanos en Colombia, Ecuador, Perú o en Centroamérica, permite dirigir la producción, el transporte, la distribución y la comercialización del estupefaciente, en pequeñas misiones o tareas hormiga y en gigantescas operaciones para traficar toneladas de cocaína.

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