DE CUERPO ENTERO
• Los jóvenes mexicanos desde hace años están al grito de guerra, esperando que llegue el día de la gran oportunidad, del trabajo digno y de la no marginación
En el ya lejano 1973 en la ciudad de Guadalajara y ante miles de estudiantes, el entonces presidente de Chile, Salvador Allende, afirmaba con una categoría que cimbraba de pies a cabeza, y que impedía respirar por miedo a perder una palabra: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”; el joven busca, quiere cambiar el mundo porque nunca está contento -ni debe estar- del mundo que los mayores le están dejando. El ser revolucionario no significa emprender una lucha armada o confrontar las fuerzas del orden, traduce sólo una actitud proactiva en beneficio de los más y no de los menos. Tres meses después de esta conferencia fue asesinado en el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile por el golpe de estado por Pinochet.
Los jóvenes mexicanos desde hace años están al grito de guerra, esperando que llegue el día de la gran oportunidad, del trabajo digno y de la no marginación, y con los puños levantados señalan sin ambages a los líderes enseñoreados que plácidamente viven de los demás, no les conforma la beca de la 4T si no se abren las veredas del desarrollo y ahora de la seguridad y justicia.
CUALIDADES DE LOS JÓVENES AL GRITO DE GUERRA:
SER SOÑADORES
No se puede alcanzar una meta si no se dibuja primero en el fascinante campo de la mente, de la imaginación. No podemos dar un paso tras otro sino tenemos claro lo que queremos, lo que soñamos, lo que idealizamos. Y cuando esto está plasmado en nuestro inconsciente, éste trabajará día a día INEXORABLEMENTE para que a corto plazo alcancemos la meta. ¡SOÑEMOS TODOS LOS DÍAS!
En palabras de Paulo Coelho: “cuando deseamos algo con intensidad el universo conspira siempre a favor”.
SER APASIONADOS
La pasión implica entrega total y sin reticencias. Es curioso como al paso de los años vamos perdiendo la PASIÓN. Los niños son el ejemplo vivo de la pasión: lloran con una entrega que se escucha en todo el edificio, comen hasta con las orejas, y cuando hacen del baño es con una pasión inaudita, no se diga cuando duermen porque lo hacen con una pasión que da envidia. Sin embargo cuando pasan los años, perdemos esta entrega, esta actitud por la medianía y por el miedo. La pasión también se conjuga en lo que debe equivaler a ser joven: buscar, apostar, ensayar en todo lo que implique el amor y el placer. ¡SEAMOS APASIONADOS!
SER TEMERARIOS
El mundo fue descubierto paso a paso, desde lo más recóndito de las montañas hasta las profundidades de los mares, solo cuando hubo alguien que aun con temor, decidió explorar, buscar, cuestionar y avanzar. FUE UN TEMERARIO. Ser jóvenes al grito de guerra, es jugar a los retos, imbuirnos de temor, pero no dejar de tocar todo, probar todo E IMAGINAR como lo hizo Cristóbal Colón que debería haber tierras nuevas. ¡SEAMOS TEMERARIOS!
SER AVENTURERO
No hay nada más atractivo que una aventura, la incertidumbre de lo novedoso, de lo sorprendente. Todos los momentos de la existencia humana son propicios para una aventura y no me refiero a la amorosa, que esa suele ser como un adorno esperado para el “viejo rabo verde”; me refiero al aventurar un camino nuevo, una nueva montaña por escalar, un reto que implique esfuerzo y que se perfile como hito en nuestra existencia. El ser joven lleva implícito el deseo de la aventura.
Los jóvenes al grito de guerra: sueñan, se apasionan, son temerarios, aventureros y por consecuencia son REVOLUCIONARIOS.
Pero no quieren este México pintado de rojo o de miedo a la vuelta de la esquina; tampoco desean el de la dádiva que puede alivianar momentos o días, pero nunca perfilar un futuro cierto y embalado.
Desean un México justo, equitativo, donde en realidad el que la haga que la pague, y no que quede como una anécdota simpática el que miles hayan dejado de pagar impuestos por una benévola concesión del gobierno.
Nuestros jóvenes son intensamente revolucionarios porque están al grito de guerra.
