
RELATOS DE VIDA
“Tenía mamitis”, enunció en forma molesta Eric para responder a la razón de la separación con su esposa. El hombre jóven llevaba alrededor de 7 años de casado, y tenía un hijo de casi 5.
Fue casi el inicio de la conversación con una de sus mejores amigas, a quien contactó para saludar, ponerse al día y solicitarle, a manera de broma, que le presentará algunas amigas porque ya estaba soltero.
Esta declaración causó dudas en Fernanda, su amiga desde la infancia, lo que provocó una sucesión de preguntas para poder entender la historia, pues lo último que supo de su amigo era el nacimiento de su hijo.
Después de cuestionarlo sobre cuánto llevaba separado y el porqué de la decisión, no dudó en señalar que “tenía mamitis”, lo que dio pauta a la siguiente pregunta -¿Vivía con ustedes la suegra, o ustedes con ella?-, -No, pero vivíamos muy cerquita de ella-, respondió.
Acto seguido, le compartió un audio de la psicóloga con la que estaba tomando terapia, en donde confirmaba que la ex esposa invalidaba sus necesidades para validar las de otras personas, en este caso, su mamá, dejando de lado a su propio hijo.
Luego de escuchar el audio, Fernanda le respondió, -esa razón la he visto en muchos lados-, y en acto seguido Eric respondió, -Sí, vieja metiche-.
Siguieron con la charla, que a grandes rasgos describía que después de un tiempo de terminar y regresar, pese a que eran matrimonio, ya no pudieron rescatar la relación, la cual quedó muy dañada, y él decidido tomar terapia para sanar y poder continuar con su vida.
La charla terminó con la posibilidad de encontrarse para platicar con más calma, aunque coincidieron en señalar que los síntomas de “mamitis o papitis”, pueden acabar con relaciones de cualquier tipo, desde amorosas, hasta laborales y profesionales.