
RETRATOS HABLADOS
Con toda seguridad son pocos los hombres de poder que se preparan para el momento en que dejan de poseerlo, y a cambio una infinita mayoría hace lo contrario, es decir pasar años y años en la tarea de sumar todos los conocimientos que sean necesarios que le permitan, en el mejor de los casos, hacer un uso medido y prudente del mismo. El arranque de un sexenio, y el final de otro, parecería la equivalencia al nacimiento y muerte de un ser humano.
En no pocos casos así sucede, porque con bastante frecuencia el ex mandatario pasa a un retiro digno, lo más alejado que se pueda de la tarea político, y a una sana distancia del que lo sucede en el cargo para evitar cualquier sentimiento de peligro por parte del que pone en marcha su administración. Es decir que, además de que algunos de plano no pueden mirar a los ojos al ciudadano en la calle, es una constante que por los cánones no escritos que se aplica en estos menesteres, deben poner tierra de por medio.
Resulta evidente que, en la antesala de convertirse en el hombre más poderoso de Hidalgo, el actual gobernador electo, Julio Menchaca Salazar, abogado de profesión y jurista de vida, lleva a cabo una profunda reflexión en torno a los seis años que está por vivir, porque además está obligado a marcar una diferencia absoluta porque su gobierno es parte de un cambio histórico en la entidad. Es decir, no puede ni debe ser simplemente una administración que tenga como prioridad el combate a la corrupción, sino también dar vida a un estilo de gobierno propio y acorde con cada uno de sus pronunciamientos.
Para fortuna del propio futuro gobernador, hoy por hoy el ciudadano hidalguense asume que la sencillez, el trato educado, el interés real por sus problemas y no simple pose de campaña, son parte de su carácter, alejado en todo lo posible de montajes escénicos. Porque, hay que anotarlo, la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador, es sin duda la figura y estilo que ha impactado en la conciencia ciudadana, pero también es cierto que hacer una simple copia del mismo no resulta.
Menchaca Salazar ha mantenido un estilo personal de conducirse a lo largo de toda su vida, siempre ligado a la sencillez, ajeno a las actitudes del personaje que le hace un favor al ciudadano por saludarlo o platicar con él.
Sin duda buena parte de los seguidores de AMLO con un futuro político promisorio, han comprendido que la simple imitación de lo que hace el jefe no conduce a ningún lado, y sí en cambio aprovechar los aspectos más positivos y alejarse de los negativos.
Por su parte Fayad Meneses, para suerte suya o porque construyó esta suerte, es de los gobernantes a punto de concluir su gestión, que no solo dejará el poder con un nivel importante de aprobación, sino que es de los pocos priístas que han sabido manejar una relación respetuosa con el Jefe de la Nación y también de colaboración.
Ágil políticamente para entender una nueva realidad, sabe que un gobernador enfrentado al Presidente de la República, sea éste de su partido o no, lo habría condenado al fracaso absoluto, y con ello al olvido de la entidad que gobierna.
Así ha sido ahora y siempre.
Sin duda padecerá los ataques arteros que ya preparan los que le rindieron pleitesía hasta antes de que empezara su ocaso, pero apenas marcada la hora para no temerle, hoy mismo se presentan como sus más acérrimos críticos y que lo condenan de manera inmisericorde.
Eso siempre pasa. Lo que no pasa siempre es que quien se va puede estar en la antesala de una proyección a nivel nacional, sin renegar de su militancia política, y tampoco de su cercanía con AMLO.
Así las cosas.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta