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¿Mejor que hace 10 años?     

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En 2004 miles de ciudadanos marchamos de blanco para gritar en silencio ¡ya basta a la creciente inseguridad! 10 años después, los ciudadanos hemos sido testigos y promotores de importantes avances para construir mejores políticas de seguridad. Sin embargo, también nos hemos decepcionado por los resultados de las débiles instituciones de seguridad y justicia que tenemos, por el despilfarro de los cuantiosos recursos, por la impunidad prevaleciente y porque según las autoridades, resulta que estamos mejor que antes.

 

Para desmenuzar este complejo escenario, nos dimos a la tarea de revisar cifras del Informe de Principales Avances de la Política de Seguridad del Gobierno de la República 2014, que esta semana nos brindó el gobierno. Nos dimos cuenta que para justificar los avances, sólo hay una razón aritmética.

De acuerdo a la información delictiva, por cada 100 mil habitantes, si teníamos mil 344 denuncias en el 2004 y mil 328 en 2014, esto es una buena noticia según el análisis gubernamental, sin embargo no es así.

Para diversos analistas es una mala noticia, porque mientras las denuncias han bajado, la cifra negra que en 2004 era de 88% (ICESI) ésta ha aumentado, según la INVIPE, a 93.80% en 2013, lo que significa que en 10 años, es la confianza en las instituciones (para denunciar los delitos) lo que ha bajado y no el número de delitos cometidos.

En 10 años pasamos de 1 millón 424 mil en 2004, a 1 millón 590 mil denuncias en 2014, siendo 2011 cuando se alcanzó la cifra más alta con 1 millón 707. Justo desde ese año se observa una curva descendiente y no desde 2012 como refiere el documento.

En el análisis particular de delitos como el secuestro, encontramos una curva en ascenso al sumar los años 2012 y 2013 que por años indican mil 418 y mil 698 casos denunciados respectivamente, y sólo un descenso para el 2014, cuando se registraron mil 394. La cifra sigue siendo muy alta si consideramos que en 2004 se denunciaron 323 casos.

El problema de maniobrar la percepción social con esta aritmética es que detrás de la seguridad pública hay personas, víctimas y familias enteras que sufren por la muerte de un ser querido a manos de delincuentes.

Instrumentos como la Encuesta de Seguridad Urbana (ENSU, 2014), que elabora el Inegi, nos demuestra que tan sólo en diciembre pasado, el 67.2% de la población modificó sus hábitos por temor a sufrir algún delito por llevar cosas de valor; el 64.8% no permitió que sus hijos salieran de su casa; y el 50.9% cambió de rutinas. Es decir, los ciudadanos tenemos miedo.

 

Por otra parte me parece que sí tenemos que reconocerle al gobierno que la tasa de homicidio doloso haya descendido de 20 en 2011 a 13 en 2014 por cada 100 mil habitantes. Lo mismo en el descenso de 233 mil a 164 mil casos de robo de vehículo ya que muchas veces, éste se relaciona con delitos graves como secuestro y homicidio, por lo cual su reducción es un elemento de esperanza para que otros delitos continúen a la baja.

El gran problema en todo caso, estriba en que la impunidad de los delitos sigue en 95% por lo cual no hay garantía de justicia en cada delito denunciado y eso termina por fracturar cualquier otro indicador.

La aritmética es un referente pero para sanar las heridas de miles de mexicanos, será necesario un instrumento que nos reconcilie como sociedad y que nos permita creer que la seguridad va cada vez mejor.

Twitter; @MaElenaMorera