Alerta de Save the Children a México
- El organismo internacional señala que el país ocupa el primer puesto de todos los de la OCDE
En México se producen cada año cerca de medio millón de embarazos adolescentes, informa el organismo internacional Save the Children. Es el país de la OCDE con la tasa más alta. Alerta de los riesgos que sufre este grupo de población en su acceso a la educación y el desarrollo. Son “los olvidados” de México, según la organización, porque nadie los atiende específicamente a ellos y se han convertido en uno de los sectores más vulnerables.
El embarazo en jóvenes implica, según Save the Children, “un problema grave de salud pública ya que las adolescentes tienen dos veces más probabilidades de morir por complicaciones en el embarazo o parto que las mujeres adultas”.
Las cifras sobre gestaciones en las chicas de 10 a 19 años se combinan con otros datos alarmantes. Entre 2006 y 2014 se han registrado casi 100.000 partos de mujeres menores de 15 años que están relacionados con abuso o violencia sexual. Ellas, además, tienen las tasas más altas de contracción de enfermedades de transmisión sexual (ETS), especialmente sida. El índice de ETS en las jóvenes es 13 veces mayor que en los chicos. En 2015, del total de casos notificados como seropositivos, 5,5% corresponde a adolescentes entre 15 y 19 años. Esto es, alrededor de 3.200 personas y en su mayoría mujeres.
El embarazo adolescente es un reflejo de la desigualdad del país. El 60% de ellas pertenece a familias de bajos ingresos y su situación sólo empeora por la incapacidad de acceder a los servicios de salud para ella y para su hijo, así como a una educación, a una alimentación saludable y a cualquier oportunidad de desarrollo, señala el organismo. Es lo que la organización llama “reproducir el ciclo de la pobreza”, es decir, que los pobres seguirán siendo más pobres.
En México hay cerca de 22 millones de jóvenes, casi el 20% de la población se encuentra entre los 10 y 19 años. Save the Children apunta a ellos como “los olvidados”, porque no figuran entre los niños ni tampoco entre los mayores de 65 años, habitualmente los más vulnerables y hacia quienes se destinan la mayoría de políticas públicas. “Pese a que esta generación creció en un mundo que por primera vez reconoció la importancia de establecer objetivos básicos comunes para el desarrollo, continúa siendo una población excluida”.