RELATOS DE VIDA
Así como diría la canción del famosísimo astro rey, “mejor daré la media vuelta y me iré con el sol cuando muera la tarde”, y sí caminaré, y no lentamente sino lo más rápido posible por los recuerdos trágicos que regresan a mi memoria.
Es contradictorio ver cómo niños, niñas, adultos, jóvenes, ancianos, familias enteras, parejas de enamorados disfrutan de ese espacio, corren, ríen, se abrazan, se besan, coquetean, platican y yo simplemente sufro.
Resulta imposible concebir que un lugar pueda generar tantos hermosos recuerdos, y a mí solo me provoque odio, ira, furia, malestar, enojo, maldición, traición y ruptura de algo que creí duraría toda la vida por estar pactado ante Dios y las leyes.
Es angustiante caminar y al vislumbrar los adoquines que recubren ese pedazo de terreno, busqué un camino alterno para evitar pisarlo, transcurrirlo, atravesarlo, como cualquier persona normal lo haría, y no significa que no lo sea, sencillamente pienso que al cruzarlo me llenaré de más montones de energías negativas.
Después de las fotos que encontré besándote con otra mujer, sonriendo, disfrutando… ese terreno se ha convertido en mi Chucky, mi payaso Eso, mi Freddy Krueger, mi Jason, para no poner más ejemplos, mi más grande miedo.
He intentado infinidad de ocasiones vencer el terror que me provoca recorrer ese espacio, pero a dos años de la revelación cada vez resulta más difícil, se suman más temores a la lista bastante amplia.
La única esperanza que tengo es que algún día recorreré esa calle aledaña al Monumento a la Revolución, tomada de la mano de alguien que me ame profundamente que dentro de sus pensamientos no quepa la traición, y seguramente no solo caminaré, sino que correré, abrazaré y besaré.