Home Nuestra Palabra Blanca Vargas Martínez Me gusta cuando hablas porque estás presente…

Me gusta cuando hablas porque estás presente…

0
Me gusta cuando hablas porque estás presente…

POR EL DERECHO DE EXISTIR

Y tu boca no se calla, tu voz se escucha y grita lucha, adelante, a las mujeres nos han enseñado históricamente que calladitas nos vemos más bonitas, incluso el célebre poeta chileno Pablo Neruda escribió: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca”, una oda a la misoginia, que encarna el pensamiento machista del silencio de las mujeres.

Pero ahora pienso en todas las mujeres que con sus voces transforman, y me encanta cuando gritan, cuando luchan, cuando no se dejan. El silencio de las mujeres es a menudo el permiso de las personas abusadoras que convierten el silencio en herramienta de ataque. 

Y si la poesía, la música, las revistas y todos los medios son elementos de socialización en el que se enseña una forma de ser mujer y una manera de responder ante las injusticias, pero como dicen las compas, nunca más la comodidad de nuestro silencio, aunque se enojen los “señoros” poetas que enarbolan los versos “me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote”.

Es entonces cuando el odio se hace poesía, rimas y música, chistes, albures y otras formas tradicionales de demeritar la voz de las mujeres. Por eso les parecía muy extraño hace ayeres que las mujeres pudieran ocupar tribunas, defender con discursos las causas, los derechos, y hablar, hablar mucho a quienes se les ha negado la voz.

¡Mujer! Me gusta cuando hablas porque estás presente, me gusta cuando hablas en las letras y en los megáfonos, en la tribuna y en las calles, en el Twitter y en el Facebook, a solas y en público, porque la voz tiene un fondo transformador.

¿Qué sería de muchas de nosotras sin las maestras que nos instruyeron? Que hicieron uso de su voz para enseñarnos, para cuestionar por incómodo que la interpelación pueda ser. ¿Qué sería de nosotras sin las mujeres que abarrotaron las calles exigiendo los derechos al voto, a la maternidad elegida, a decidir sobre sus propios cuerpos, al divorcio, tantas y tantas luchas conseguidas a través de las consignas?

Y en palabras de Marcela Lagarde, ¿qué sería de las mujeres, sin el amor de otras mujeres? el consejo de la amiga, el susurro en los momentos difíciles, el apapacho que conforta, no pretendo idealizar, pero muy a parte de lo que se piensa casi colectivamente, las mujeres históricamente nos hemos sostenido con el amor, el cuidado y la fuerza de otras mujeres.