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“Me están esperando”

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RELATOS DE VIDA

-Te dije que estaba prohibido salirse del auditorio, es algo que ya habíamos acordado – refirió la mamá de Luisito al niño, mientras lo señalaba con el dedo índice en simulación de regaño por su falta.

-Pero mami, iba por una paleta, ¿me la compras? – Contestó con tono triste el pequeño.
-Ya te dije que no, si tú cumples con lo prometido, yo no tengo por qué premiarte. Ya vámonos a sentar y te quedas conmigo.
Luisito sabiendo el error se quedó sentado, con la cabeza baja pero con semblante de triste. No pasaron ni 10 minutos cuando el niño jala de la mano a su madre y le dice – Mami ¿podemos ir por mi paleta?
-No habrá paletas, ya te dije, lo que hiciste no estuvo bien, tú fallaste, y ya deja de insistir – reiteró.
-Pero mami, le dije al señor que me esperara, pobrecito… debe estar afuera, no quiero que esté ahí solito esperándome.
La respuesta de Luisito dejó una duda en su mamá, y para salir de la misma aprobó el ir a la puerta del auditorio para saber de quién se trataba, y el por qué le causaba tanta tristeza a su pequeño.
Al llegar a la entrada del espacio alcanzó a ver un carrito de paletas, y al ampliar la mirada notó que el vendedor era una persona de la tercera edad. El niño se acercó a él gustoso, le pidió su paleta y agradeció el gesto de esperarlo.
La madre simplemente pagó y agradeció la venta; mientras que el adulto respondió: “que Dios los Bendiga”.
Ya de regreso a su asiento, y a tan solo unos cuantos pasos, el pequeño volteó y lanzó un saludo con la mano y un beso al vendedor, quien le respondió con una sonrisa.
La mamá estaba orgullosa de la sensibilidad de Luisito, pero preguntó – Amor, ¿por qué quisiste comprar a ese señor, si aquí adentro venden paletas? – Luisito respondió – porque recuerdo mucho a mi abuelito, y sentí que era él.