Una comparación rápida a los números de incidencia delictiva de los primeros nueve meses del año, contra el mismo periodo de 2014, nos presenta una disminución del número de denuncias de delitos de alto impacto con excepción del homicidio doloso.
Existe la tentación de pensar que es una buena noticia, la mayor parte de delitos de alto impacto bajan, sólo uno sube. Sin embargo, es importante una mirada más atenta: el hecho de que bajen las denuncias no significa necesariamente que el número de delitos cometidos baje; el comportamiento nacional a la baja de los delitos no transmite una clara imagen de lo que sucede a nivel local, ya que varias entidades y municipios tienen una importante tendencia a la alza; además, no es un tema menor que el homicidio tenga, en 2015, un comportamiento a la alza tras tres años de bajas continuas.
Es en el nivel local donde existen estas contratendencias que nos muestran que en 2015 hay personas que viven en condiciones de mayor violencia que en 2014.
Guerrero es uno de los casos extremos y preocupantes: en 2015 se han iniciado 62 averiguaciones previas por secuestro lo que significa una tasa dos veces más alta que la nacional (tiene 1.73 secuestros por cada 100 mil habitantes, mientras que a nivel nacional sólo son 0.63). Se han iniciado 108 averiguaciones previas por extorsión, el doble que en 2010. También han sucedido mil 985 homicidios, de los cuales mil 484 son homicidios dolosos y 501 culposos, lo que significa una tasa total de homicidios de 55.6, es decir, 41.6 homicidios dolosos y 14 culposos por cada 100 mil habitantes. La tasa de homicidios dolosos es 3 veces mayor que la nacional y la de culposos es 50% más grande.
En este contexto, el 27 de octubre el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunció una nueva estrategia federal de seguridad para Guerrero.
Esta “nueva estrategia” ya la vimos y conocemos. Nueva no es y sabemos cuáles son los resultados potenciales: aumento de la presencia de fuerzas federales, algunas capturas importantes, autorreconocimiento y palmadas en la espalda por “los avances”, acciones positivas que no llevan a logros o a darle la vuelta sustantiva al problema.
¿Más de lo mismo para Guerrero? Parecería que sí, aunque con un componente que puede ser la diferencia sustancial: la voluntad política, el compromiso institucional, el acompañamiento de la sociedad civil. Estos tres factores se han demostrado determinantes en otros casos para lograr sentar las bases del cambio.
Nos queda acompañar el proceso, evaluarlo y estar listos para pedir cuentas a la autoridad por lo que no se hizo. Para los nuevos gobernadores de Michoacán, Nuevo León, Querétaro, Sonora, la oportunidad de observar y, tal vez, aprender algo.
@frarivasCoL