
El primer contacto que tuvo con el cuerpo de bomberos fue al ser víctima de un incendio que él mismo había provocado con una travesura en su propia casa, era pequeño y se le hizo fácil “jugar” con el petróleo de la estufa, cuando de pronto las llamas comenzaron a trepar por las vigas y a devorar todo a su paso, “estábamos niños y mi madre nos había dejado encerrados con candado porque tenía que ir a trabajar”, expresa José Barcena Rangel, quien ejerce la profesión de bombero desde 1984.
Esa experiencia dejó sembrada una “espinita” dentro del niño que con el tiempo llegaría a convertirse en “tragahumo”, y ahora busca ganarse el respeto de los demás y sobre todo consolidar su vocación al servicio de la población, por lo que un día (16 de julio), en que se había quedado sin trabajo, pasó por la estación de Bomberos de Pachuca pidió informes y desde esa fecha ha trabajado ahí.
Conocimientos básicos
“Solicité el trabajo y me dieron oportunidad, luego hice un examen y me dieron trabajo por un año, afortunadamente pude y me dieron más exámenes y capacitaciones en la academia, aquí era la fábrica de bomberos. En tres meses ya se tenía el conocimiento básico, en tres meses ya sabía bajar por el tubo y equiparme”, explica Barcena Rangel, en tanto recalca que un bombero debe estar listo para salir de la estación a campo en un tiempo de alrededor de 35 segundos en el día mientras que si se trata de la madrugada son 45, debido a que por lo general se encuentran en el dormitorio.
“Lo primero que nos enseñan es prevención y combate de incendio, de ahí vienen las especialidades: buceo, manejo de unidades pesadas, paramédicos, rescatistas, y de acuerdo a la especialidad es el estudio. Por ejemplo, un paramédico tiene que estudiar mucho, un buzo igual, yo me aventé año y medio tomando curso de buceo a 40 metros de profundidad, es el básico porque las presas en Hidalgo no tienen 40 metros de profundidad”, dijo.
Y agregó que durante más de 16 años trabajó como conductor de la unidad sobre la que se apoya para contar su historia, y reitera que han sido más de 36 años los que ha dedicado a esta noble labor en la que apoyan en todo momento a la ciudadanía.
La otra casa
Con orgullo, el bombero relata lo concerniente a su familia, sabe que como padre se ha cumplido con gran parte de la responsabilidad cuando mira cuánto han crecido sus seis hijos, y explica que además de su hogar, los bomberos tienen otra casa, la estación, ya que es ahí dónde pasan también, gran parte de sus vidas, en espera de los llamados de auxilio que hace la población.
Vocación para ayudar
Me voy contento a casa, cuando salgo del trabajo, porque sé que salvó a las personas o al menos recuperamos los cuerpos para que sus familias le den sepultura, nunca hemos dejado un cuerpo abandonado, siempre lo sacamos, pero cuando logramos salvar una vida se siente más bonito, es la satisfacción que me gusta sentir y no me quiero ir.