
Mario Aburto no sólo es señalado como el asesino confeso del candidato priista a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, es también el nombre que se quedó en la memoria de los mexicanos desde aquel 23 de marzo de 1994.
El magnicidio perpetrado a sangre fría por Aburto Martínez en Lomas Taurinas, una popular colonia de Tijuana, Baja California, fue objeto de múltiples teorías y explicaciones.
Al asesino confeso se le practicaron innumerables estudios. En un dictamen de sicología del 27 de junio de 1994, peritos acordaron que su personalidad está dividida por dos fuerzas contradictorias: “Lo que desea ser y lo que realmente es”.
En el expediente del juicio le realizaron tres estudios sicológicos: en el primero le diagnosticaron rasgos narcisistas, conductas antisociales y poca tolerancia a la frustración; en el segundo, personalidad paranoide y sociopática y el tercero lo denominó borderline. Es decir, un paciente siquiátrico con emociones turbulentas que en ocasiones tiene acciones impulsivas.
Aburto Martínez nació el 8 de julio de 1971 en La Rinconada, al norte de Zamora, Michoacán. Hijo de Rubén Aburto y María Luisa Martínez, fue el segundo de seis hermanos. Soñaba con estudiar Economía, pero también quería cambiar a México.
En el famoso baúl donde se encontró el Libro de Actas, un cuaderno que la entonces PGR utilizó como pieza fundamental para condenarlo, el joven michoacano tenía dibujos.
En una de sus páginas se percibe el dibujo de un hombre con las manos en alto y lo que parece ser una Banda presidencial. Detrás de su figura hay un guerrero águila, símbolo que obsesionaba a Mario Aburto. Junto al dibujo está escrito: “Aquellos que estén en contra de las deciciones del pueblo, que se consideren traidores a la patria. Por que los verdaderos hijos de la patria lo demuestran con hechos no con palabras. Porque el que hace, que se respete la democracia en donde no se respeta es mas balioso que mil políticos juntos. Las fuerzas de la paz son más grandes que las de la guerra (sic)”.
EL ASESINO CONFESO YA SE ENCUENTRA A UN PASO DE OBTENER SU LIBERTAD
Mario Aburto Martínez quedó en la antesala de su libertad luego que un Tribunal Colegiado invalidó la sentencia de 45 años de prisión dictada en su contra por el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en 1994, y ordenó dictar una nueva resolución por el delito de homicidio calificado con premeditación y alevosía, conforme a lo establecido en el Código Penal de Baja California al momento de los hechos.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito amparó a Aburto Martínez al considerar que debió ser juzgado por el delito de homicidio con base en el Código Penal de Baja California, que establece una pena de 16 a 30 años de cárcel por dicho delito del fuero común, y no conforme a las normas del Código Penal Federal.
Esta resolución abre la posibilidad de que el homicida confeso de Luis Donaldo Colosio pueda quedar en libertad, si es que el Primer Tribunal Colegiado de Apelación así lo determina en los próximos meses, pues será el encargado de dictar la nueva sentencia conforme a lo establecido por el Primer Tribunal Colegiado.
El Primer Tribunal Colegiado determinó fundados los agravios de Aburto, ya que el homicidio se trata de un delito del fuero común, motivo por el que debieron aplicarse las disposiciones del Código Penal de Baja California.
Mario Aburto Martínez lleva 29 años en prisión, por lo que en caso de que le apliquen la pena máxima con base en el Código Penal de Baja California habrá compurgado su condena el 23 de marzo de 2024.
De acuerdo con la sentencia, la entonces Procuraduría General de la República no integró al expediente del caso las diligencias de la Procuraduría de Justicia de Baja California por el delito de homicidio.
“Al actualizarse diversas violaciones procesales, entre ellas que se omitió efectuar la traslación normativa del ilícito de homicidio al fuero estatal; hubo una inadecuada defensa en su vertiente material y el juzgador natural omitió recabar diversas pruebas para mejor proveer”.
HISTORIA DE UN MAGNICIDIO
La tarde del miércoles 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta concluía un mitin en Lomas Taurinas de Tijuana, lugar que resaltaba por la falta de servicios y por su criminalidad.
El candidato, que 20 días antes había dirigido un discurso, donde advertía un México con hambre y sed de justicia, se abría paso entre una multitud que buscaba acercarse para saludarlo; dos disparos, uno en la cabeza y otro en el abdomen lo hirieron, creando caos y confusión.
En televisión, se reprodujeron imágenes de un sospechoso, quien fue aprehendido por los guardaespaldas del candidato priista a la Presidencia, y que posteriormente fuera identificado como Mario Aburto Martínez.
Esa misma noche, en su primera declaración ministerial, Aburto Martínez confesó ser el autor intelectual del asesinato.
El crimen, que cimbró a la sociedad y a la clase política, generó dudas sobre las versiones oficiales.
En algún momento, se habló de una acción concertada para privar de la vida a Colosio Murrieta, pero esta versión dada por el entonces fiscal Miguel Montes fue sustituida por la del asesino solitario.