EN TODO BRASIL
Se calcula que hubo más de 500.000 personas en las calles. Pero es una cifra menor a las de marzo, cuando se movilizaron unas dos millones.
La avenida Paulista, la “tarjeta postal” del corazón financiero brasileño, ofrecía la imagen de una fiesta dominguera. Unos vestidos con las camisetas del Mundial; otros envueltos en banderas y muchos con el rostro pintado de verde y amarillo, desfilaron durante cuatro horas a lo largo de 10 cuadras. Ayer, a la multitud la unían tres consignas: “Fuera Dilma”; “Fuera el PT” y “Fuera Lula”. Faltaron, sin embargo, otras propuestas. Es que las cabezas del movimiento “Vem para a Rua” (Ven a la calle), los principales organizadores, decidieron evitar la mención al “juicio político” a la presidenta de Brasil.
El público masivo, calculado por la encuestadora Datafolha en 130.000 personas en San Pablo, fue menor que el de ocasiones anteriores. La policía y los organizadores calcularon entre 265.000 y 400.000 los manifestantes en el resto del país. En total, más de medio millón de personas en una docena de ciudades importantes. Muy inferior a los 2 millones que marcharon en marzo y los 600.000 de abril pasado.
La multitud decidió pasear en la tarde primaveral pero sin llevar pancartas. Las que se vieron, portadas por los militantes, aludían al escándalo de corrupción en Petrobras, el comunismo y Cuba. Uno de los carteles domésticos rezaba: “Fuera Dilma, andá a la Cuba que te parió”. Es que los cambios dramáticos ocurridos en las relaciones de la Isla con Estados Unidos, no llegaron todavía a algunos sectores de las clases medias nativas que piensan en La Habana como símbolo del “maldito” comunismo.
Tanto es así que desde uno de los camiones con alto parlantes se bramaba la consigna: “El que no salta es comunista”. El vehículo pertenecía a la facción Brasil Livre.
Ante esa multitud de clase media, profesional y bien vestida, preferentemente blanca, nadie recordó la masacre ocurrida hace escasos días en la periferia de San Pablo, donde 19 personas perdieron la vida bajo las balas de escuadrones de la muerte. Más todavía, el secretario de Seguridad del estado paulista, Alexandre de Moraes, pasó por la marcha y fue saludado calurosamente por los manifestantes que lo reconocieron: “Viva la PM (policía militar)” gritaron.
Si los agentes policiales eran motivos de “selfies” para parte de los paseantes, los políticos de la oposición pasaron casi desapercibidos. Por allí se vio al ex gobernador paulista y actual senador José Serra, a quien varias personas le reclamaron: “¿Dónde está la oposición?”. A pesar de haber convocado formalmente mediante cortos publicitarios en la TV, el socialdemócrata PSDB no estuvo ni con banderas ni con carteles. El temor al escrache los llamó a la prudencia. (Agencias)