#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
- Se cumplió el septuagésimo aniversario del natalicio del Mandón del Toreo Mexicano
Estimados Amigos, saludándolos desde este espacio de Plaza Juárez. Manuel Martínez Ancira, Manolo Martínez en los carteles, como todos bien es sabido, nació en Monterrey, Nuevo León, el 10 de Enero de 1946, luego entonces el día de ayer se cumplieron setenta años del natalicio del diestro regiomontano que fuera el último mandón de la Fiesta Brava en México. “Manolo” fue sin duda un ser humano controvertido, de carácter fuerte hasta llegar a lo irascible, caprichoso, intolerante, corto de palabras pero directo para hablar de lo que no lo agradaba, y vaya que no le agradaban muchas cosas de la gente, hasta llegar a la falta de respeto y ofensa con sus interlocutores; pocas, muy pocas personas fueron las que lograron su amistad y su reconocimiento; impuso su voluntad –porque podía- y se adueñó del medio taurino mexicano, a base de técnica, conocimiento del comportamiento de las reses bravas, arte, mucho arte y sangre, mucha sangre. Cabe subrayar que no obstante de haber sido un torero poderoso también fue muy castigado por los toros, cornadas graves, diríamos gravísimas algunas de ellas como la que le infirió “Borrachón” de San Mateo, el 3 de Marzo de 1974 en la Monumental Plaza de Toros México, herida que en primer lugar puso en peligro la vida del diestro y comprometió la pierna izquierda que, incluso en algún momento los médicos consideraron amputar.
Respecto a lo anterior el “Mandón” consideraba como “riesgo calculado” las cornadas que podría sufrir, lo que asumió como hombre y como torero, al defender su sitio, para no dejarse pisar la sombra por nadie, no podía ser de otra forma su carácter, no le permitía ni pedir ni dar tregua, dentro y fuera del ruedo, precisamente sobre la cornada que le pegó “Borrachón”, en entrevista con Rafael Loret de Mola Manolo refirió la certeza que tuvo de que ese toro lo iba a herir, al grado de comentarle al Doctor Salinas Rivero –al acercarse al callejón por los trastos de matar- “váyase preparando que voy pa’dentro”, cuando el periodista le preguntó que si sabía que el toro lo iba a herir, le respondió; “Lo vi en sus ojos. Pero un torero debe hacer frente a la tragedia superando su propio temor. Es mi obligación y así lo quiere el público que paga”, ese era el carácter de Manolo Martínez, quien tuvo en sí mismo a su principal adversario.
Decíamos pues que Manuel Martínez Ancira, nació el 10 de enero de 1946 en la Ciudad de Monterrey, N. L. en el seno de una familia económicamente pudiente: su padre Manuel Martínez Carranza, Ingeniero de profesión, fue Director de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad de Nuevo León, paradójicamente, como lo hemos comentado en otras ocasiones, su tío-abuelo fue el Presidente Venustiano Carranza, quién prohibió las Corridas de toros en México entre los años 1914 y 1920. Inició su aprendizaje taurino siendo aún niño, toreando becerras, en la Ganadería de “El Colmenar” de la que era propietario su hermano mayor, Gerardo quien le llevaba varios años de diferencia, no obstante su
creciente afición taurina, ya a los trece años había vestido de luces en su natal Monterrey, en 1959, en un festejo a beneficio de la Asociación de Charros “Cañón del Huajuco”, término la educación preparatoria e inició los estudios de Ingeniero Agrónomo, sin embargo al poco tiempo dejo los estudios para dedicarse de lleno a la Fiesta Brava ante el descontento familiar.
Su presentación con picadores fue en la Plaza de Toros “La Aurora” en el Municipio de Nezahualcoyotl, Estado de México, el 1º de Noviembre de 1964 alternando con Alberto Cossío, Gonzalo Vega y Antonio Guzmán, lidiando reses de La Laguna; se dice que ya para entonces Manolo llevaba un importantísimo número de vacas y novillos toreados a puerta cerrada, lo cual quedo de manifiesta por su conocimiento y soltura para la lidia, aunado a su indiscutible calidad y arte, que de inmediato presagió el nacimiento de una figura del toreo; siete meses después de su debut, esto es el 20 de junio de 1965 se presentó en la Monumental Plaza México, para cortarle las dos orejas a un novillo de la Viuda de Franco (coincidentemente hoy propiedad del ex novillero y Actor Gonzalo Vega), alternando con Manolo Rangel y Curro Munguía. En ese mismo ruedo recibiría 7 días después su bautizo de sangre, dentro de una breve etapa novilleril que se compuso de 35 actuaciones. En Noviembre de ese mismo año, concretamente el día 7, Lorenzo Garza le otorga la borla de matador de toros en su natal Monterrey, llevando como testigo al recientemente desaparecido Humberto Moro con un encierro de la divisa de Mimiahuapan, en ese entonces propiedad de Don Luis Barroso Barona (qepd). El toro de la alternativa llevó como nombre “Traficante”, al que le cortó una oreja, en tanto el astado que cerró plaza le infirió una cornada.
Desde sus inicios se fijó metas y aceptó retos, midiéndose con las figuras de su tiempo que comenzaron a irse, Manolo no dio cuartel en su lucha por alcanzar el sitio de figura del toreo y posteriormente ejercer el mando tiránico de la Fiesta Brava nacional, apelando a su sitio de primera figura del toreo exigió un trato digno, de igual a igual, a las figuras españolas y cuando fue agraviado en España haciendo uso de su potestad de mandón cobró venganza en los ruedos mexicanos; enfrentó a empresas, ganaderos y a la televisión cuyas cámaras hecho fuera de los Cosos Taurinos, comenzando en la Plaza de Toros Santa María de Querétaro, este ejercicio de poder del diestro regio, al final, resulto contraproducente pues marcó el principio de la crisis que enfrenta la más hermosa de las fiestas en la República Mexicana.
Sin embargo, y sin caer en contradicciones, en cuanto a nuestra aseveración de que el matador Manolo se excedió en el ejercicio del poder durante su mandato, lo que finalmente perjudicó al toreo mexicano, extrañamos su manera de defender la fiesta brava nacional, a la que le hace falta un mandón que vaya poniendo en su lugar a los diestros iberos, muchos de los cuales tal pareciera solo vienen a vacacionar y a llevarse unos buenos dólares.
Donde estás Manolo
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.