Mantenerse en el bolsillo

Mantenerse en el bolsillo

Letras y Memorias

Aprovechando el furor que generó el reciente Super Bowl, disputado en Arizona el pasado domingo, vino a mi cabeza el término “stay in the pocket”, o “quedarse en el bolsillo”, el cual hace referencia a un modelo cada vez menos visto en el futbol americano profesional, que es la búsqueda de que el quarterback tenga paciencia detrás de la línea ofensiva, esperando a que los receptores desarrollen sus rutas, todo ello mientras “el mundo colapsa” alrededor suyo. 

Maestros del bolsillo de protección, eran jugadores como Joe Montana, Kurt Warner, Peyton Manning y Tom Brady, y sobre ese asunto es que reza el texto de hoy. 

Y no, no debemos pensar que el objetivo de tales líneas, sea generar un análisis sobre la posición en este juego, mucho menos establecer un resumen de las carreras y perfiles de estos nombres. Más bien, buscamos hoy establecer una analogía que pueda, quizá, orientarnos hacia una forma nueva de ver las cosas. 

¿Qué ocurre cuando estamos en un instante de gran tensión o apremio? Hay múltiples respuestas, y entre esas opciones podríamos mencionar que tal tensión, genera descontrol, resultados no deseables, frustración, enojo o pena. Bueno, aquí es donde hace su aparición el término que refería en el párrafo inicial de esta memoria: “quédate en el bolsillo”.

Y es que, dentro del futbol americano, una vez que se rompe ese “bolsillo” creado por la línea ofensiva, ocurren dos cosas: 1.- el mariscal es capturado ante la presión de los defensivos; 2.- el mariscal es capaz de improvisar y mantener viva la jugada. Luego entonces, surge la pregunta, ¿qué carajo estás diciendo, Osmar? 

Bien, lo que trato de explicar acá es que, no pocas veces, nos vemos en una situación similar a la de los Warner o los Brady, similar porque al vernos parados en alguna yarda de este emparrillado llamado “la vida misma”, notamos cómo todo alrededor colapsa, notamos cómo metafóricos gigantes buscan capturarnos por todos los medios posibles. Es entonces cuando todo este alboroto de oraciones, tiene sentido.

Debemos pues, en momentos de gran apremio, mantenernos en el bolsillo, conservar la calma y esperar a que lo que sea que deba suceder, se desarrolle, y una vez que eso sucede, con la misma paciencia y temple que nos ha mantenido dentro del bolsillo, con la mente clara y los latidos firmes y estables, es que podremos tomar la mejor decisión y, por ende, salir del apuro en que nos sentimos. 

Puede que quizá sea una reflexión o analogía absurda, pero vaya que resulta funcional, sobre todo cuando el peso de una decisión o la angustia de un momento nos atormentan y no permiten que el alma tenga paz. 

Uno pues, es dueño de esa dinámica, es dueño de lo que se debe hacer y de la forma en que eso tendrá que ejecutarse. Y es que, al final, cuando el tiempo avanza aún más lento de lo usual, mientras todo se derrumba cerca de nosotros, es virtud estoica conservar la calma, respirar y decir “no importa qué pase, voy a mantenerme en el bolsillo”. 

¡Hasta la próxima!

Postdata: Si estar en el bolsillo no es opción, siempre existirá la posibilidad de improvisar para mantener la marcha, aunque no es garantía que alargar una jugada, tenga un resultado exitoso.

Mi Twitter: @CamaradaEslava

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