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Manos a la obra…

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Manos a la obra…

“Pido la palabra”

Levántate con la idea de hacer de este día el mayor provecho de tu vida, no empieces a vivir el mañana, visualízalo solo como la expectativa que vas a lograr, pero actúa hoy, solo hoy, gozando el trabajo y a los que te ayudan a tus objetivos; no te conviertas en el mediocre que muchas veces ha pasado por tu mente, pero tampoco te envanezcas de los logros que has conseguido, cada día empiezas de cero, pero con la mira bien puesta en la meta del día; no permitas que el autoengaño paralice tus sueños y te meta en esa zona de confort de los que siempre planean pero jamás aterrizan.

Libera ese poder que tienes dormido por el somnífero de la falta de autoestima; dales alas a tus emociones estancadas y no te dejes vencer por las circunstancias; quita las piedras que te están estorbando, pero no solo para ti, sino, sobre todo, para los que vienen detrás de ti.

Aprovecha tu tiempo presente que es el único que tienes, el ayer ya no existe, el mañana empieza a trabajarlo, pero aún no quieras vivirlo, pues de otra manera estarás viviendo en una dimensión inexistente.

Si quieres trascender debes aprender a administrarte y lograr que las cosas sucedan en tiempo y espacio; para ello requieres de disciplina y estar dispuesto siempre a aprender, absorber como esponja hasta la última gota de esa filosofía que la naturaleza va poniendo a tu paso sin que tú te des cuenta.

Nada es aislado, existe un vínculo que provoca que nuestros actos afecten en el engranaje de la vida, sé tú el motor de la tuya sin olvidar que vives en comunidad, si así lo deseas así será, si así lo buscas así lo tendrás.

El emprendedor no teme al cambio, incluso lo favorece, pues está convencido que, como decía Heráclito, “nadie se baña dos veces en el mismo río”; el emprendedor es un visionario, es un apasionado del cambio, pues confía en su capacidad y su persistencia lo lleva a convertir aquello de poco valor en una idea ganadora.

El espíritu del ganador lo lleva siempre a terminar los proyectos que inicia, y siempre estará de acuerdo que aquello que lo detiene debe hacerlo a un lado, pues al final sabe que terminar es ganar, le ganó a la apatía, le ganó a su natural temor, porque ese temor lo convirtió en su fuerza.

A la historia solo pasarán los que lograron vencer sus miedos, los que saben que, aunque los perros ladren, tienen que seguir avanzando; un ganador se caracteriza por vencer, se caracteriza por lograr.

Tus errores servirán como aprendizaje para la meta final; tus triunfos solo son los puntos intermedios que nos indican que vamos por el camino correcto; cuando quieras mirar hacia atrás, que solo sea para regocijarte por lo que has avanzado; y cuando mires hacia adelante hazlo siempre con el ánimo de motivarte sin que te venza el miedo. Y ahora, a trabajar, que la naturaleza solo nos ha dado un corto tiempo para salvar nuestro ego.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.