Busca con ella liquidar a la oposición
Henrique Capriles llama a los venezolanos a “desconocer semejante locura”
Mientras se hacía ese anuncio, se manifestaron los sectores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La protesta fue salvajemente reprimida por la policía militarizada. Miguel Pizarro, de la formación Primero Justicia, denunció que, desde la base aérea militar de La Carlota, dispararon al aire y lanzaron bombas lacrimógenas contra los manifestantes
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha tomado la decisión más radical de cuantas tenía a la mano para intentar atajar la crisis política que lo mantiene en jaque desde hace un mes. Ha convocado a una Asamblea Nacional Constituyente que se encargará de redactar una nueva Constitución a la medida del régimen. El anuncio parece ser la única salida posible para que el Gobierno del sucesor de Hugo Chávez, acorralado por los pésimos resultados de su apuesta económica, intente mantenerse en el poder sin pasar por el requisito de las elecciones.
La nueva Carta Magna será ideada por 500 delegados y el régimen parece que tratará de controlar a la mayoría y todo lo que allí se apruebe. La mitad de los elegidos pertenecerán, según Maduro, a la estructura comunal que el chavismo ha favorecido con su política económica durante los 18 años de Gobierno.
Un congreso de los soviets radicalmente chavista, compuesto por los beneficiarios de los programas sociales (conocidos como misiones), los pensionados, los indígenas, la juventud que apoya a la denominada Revolución Bolivariana y otros grupos afines. “Será una constituyente ciudadana y chavista en la que no participarán las viejas estructuras de los partidos políticos”, detalló el mandatario. Los restantes 250 asambleístas serán elegidos por voto directo y secreto en las circunscripciones municipales.
“ESTO ES ECHAR NAFTA AL FUEGO”: ARGENTINA
La decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de promover una reforma constitucional para garantizar la conservación del poder, ha generado una gran preocupación en varios países latinoamericanos. El que lo manifestó abiertamente fue Argentina, que le acusa de echar “nafta [gasolina] al fuego” que ya se vive en las calles de Caracas.
Desde que Mauricio Macri llegó al poder, el país austral se ha convertido en el líder entre las naciones que rechazan de forma tajante la deriva del régimen de Maduro. Macri insiste en que para él Venezuela no es una democracia y lidera o apoya todas las estrategias para debilitar a Maduro, incluida la suspensión de Venezuela al Mercosur, impulsada por Argentina.