Los pretextos de un derechista
- El presidente argentino dibuja un panorama desolador de la situación del país
En el informe de Macri, los grupos fieles a Cristina Fernández estaban preparados para romper su discurso. Andrés Larroque, uno de los hombres fuertes de su grupo, se acercó en medio del discurso para entregarle una foto de una mujer con la espalda llena de heridas de balas de goma. “No más represión”, gritaban diputados. En medio de una gran tensión, cada vez que el presidente hablaba de corrupción, Larroque exhibía carteles: “Franco es tu padre”. “Caputo tu amigo”. “Calcaterra tu primo”. Todos ellos son conocidos constructores de obra pública.
Buenos Aires.- A Mauricio Macri como presidente de Argentina se le acumulan los problemas, empieza a desgastarse y ha reaccionado en el discurso clave del año, frente al Congreso, ofreciendo a los argentinos un panorama desolador de la situación; culpando a la herencia recibida del kirchnerismo. “El modelo anterior nos llevó a la pobreza y la exclusión”, dijo, entre protestas de los diputados de la oposición y el entusiasmo de los suyos.
Macri está acuciado por una inflación descontrolada, por encima del 30% anual, fruto de la devaluación que él realizó al llegar al Gobierno. Es su gran losa, la que puede hundir su imagen. Y por eso cuando la mencionó se armó uno de los momentos más tensos dentro del Congreso.
“La inflación existe porque el Gobierno anterior la promovió”, sentenció. Y se armó un gran escándalo. La mitad de la cámara, los macristas, puestos en pie, le alentaban con gritos de “¡Sí se puede!”. La otra mitad, los kirchneristas, gritaban indignados con carteles de protesta. “Gobiernan las empresas”. “Basta de despidos”. “No al tarifazo”. “Libertad a Milagro Sala (una dirigente social encarcelada”, se leía en ellos.
La tensión llegó a tal nivel que el propio Macri pidió “respeto a la votación democrática”. Los kirchneristas le reclamaban a gritos que les respetara a ellos, ante el discurso durísimo sobre la herencia recibida.
El presidente quiere diferenciarse en todo de su antecesora desde el primer minuto. Incluso en los detalles. Si ella habló casi cuatro horas el año pasado en el mismo discurso de arranque de las sesiones parlamentarias, él solo lo hizo durante una hora.