EFE.- El año pasado, Luiz Inácio Lula da Silva se atrincheró durante dos días en un sindicato para evitar ir a una cárcel que ahora se niega a cambiar por un régimen semiabierto, en el enésimo embate del ex presidente brasileño con el Poder Judicial.
La decisión del líder socialista ha sumido al mundo jurídico en un intenso debate sobre si es posible o no que un preso se niegue a ejercer el derecho de progresar de régimen cuando cumple con los requisitos que marca la ley.
Lula, que cumple desde abril de 2018 una condena de 8 años y 10 meses por corrupción y blanqueo de capitales, manifestó el lunes que no quiere “cambalaches” con su “libertad” y que solo saldrá de prisión cuando se le declare inocente.