ALFIL NEGRO
Valiente es aquel que actúa con valor y determinación en situaciones difíciles y arriesgadas, y en nuestro estado en el tema de la política han aparecido ya los valientes que le tunden al gobierno saliente, empezando por el gobernador y funcionarios a quienes acusan de todo, en una actitud rara, porque muchos de esos valientes son los mismos que hace poco aplaudían todo y reconocían lo que hacían y decían los ahora cuestionados y acusados.
No es rara esta actitud y pasa casi siempre, contra el que deja el poder y vive los últimos días en su encargo y se le lanzan los que en su oportunidad no lo hicieron, muchas veces para cobrar afrentas o faltas de apoyo o con otros fines.
En nuestro estado a partir del 5 de septiembre tendremos nuevo gobernador, con la particularidad de que no será del PRI y que tiene en el combate a la corrupción su estandarte de gobierno.
Es pues un campo amplio para lucir como justicieros ante el nuevo jefe y nada mejor que intentar muchas veces, sin pruebas, atacar a quienes consideran corruptos o merecedores de la guillotina.
Y empieza un desfiladero de nombres de personas, que desde el ojo honrado de los que denuncian deben ser enjuiciados.
Para ello se minimiza lo hecho, hasta el grado de que se dan expresiones como “solo unos puentes”, “no hubo atención”, “no se logró nada” y cosas por el estilo, siempre con la intención de lucir como valientes y por lo mismo ver qué se puede pescar en ese río revuelto.
Siendo un escenario que se repite una y otra vez, los involucrados en este hecho ya saben qué hacer, el que se va confirmar que la lisonja, el aplauso y las frases bonitas son cosas que tienen su valor, pero que lo que vale es la satisfacción personal y la conciencia tranquila del deber cumplido, y que los aplaudidores son eso nada más y con seguridad ya se preparan para aplaudir al que llega.
Y el que viene, debe tener la sabiduría para entender que muchos de los que hoy le aplauden, al final de su gobierno también le harán lo mismo que hoy le hacen a Fayad.
Es el mundo de la política que no varía en esto de cambiar el pandero de la alabanza por una supuesta espada justiciera.
El hecho de que el nuevo gobierno tenga en el combate a la corrupción su bandera principal, tendrá logros sin duda, pero con un peligro: que de pretextos para que se armen muchos brazos vengadores que cobijados en esa bandera busquen ajusticiar a quien se las deba en acciones nacidas de la revancha y la venganza y no en la lucha real contra la corrupción.
Lo peor se va a dar cuando los partidos políticos y personajes de la grilla se involucren en el tema del combate a la corrupción y lleven agua a sus molinos.
Menchaca y colaboradores deben manejar con sabiduría este tema para que la lucha contra la corrupción no se convierta en campo de venganzas y revanchas o en cacería de brujas.
Ya veremos.
