Los sindicatos, la monarquía paralela argentina

Un poder que sobrevive cualquier ideología

•    Las centrales más poderosas de Latinoamérica han sobrevivido a dictaduras y olas neoliberales. Ahora buscan la reunificación para sumar poder

Moyano, que deja paso a una nueva generación al frente de la CGT, la mayor central obrera del país, logró el sueño de cualquier sindicalista: dejar la conducción de Camioneros en manos de su hijo, Pablo; otro sindicato, el de trabajadores de peajes, en manos de su hijo Facundo. Moyano es la quintaesencia del sindicalismo argentino, una especie de monarquía paralela en un país que rompió con los Borbones hace ahora 200 años.
Buenos Aires.- Acusados de corruptos, son cada vez más poderosos con una estrategia clara: negocian con todos los gobiernos y logran paz a cambio de más salario para sus afiliados y más dinero para sus sindicatos. Una clave: la salud de la mayoría de argentinos pasa por las obras sociales que controlan.
Nada más ocupar su despacho de presidente en la Casa Rosada, Mauricio Macri llamó a los siete sindicalistas más poderosos del país.
La foto de “los gordos”, como se les conoce a los más duros y polémicos, con el gobernante que todos asocian a la derecha liberal lanzaba un mensaje claro dentro y fuera del país: Macri respeta su poder. Por si había dudas, pocos días antes los gordos habían logrado otro hito: vetaron al ministro de Trabajo que el presidente tenía pensado, Jorge Lawson, cercano a los empresarios. Macri rectificó y puso a Jorge Triaca, hijo de uno de los sindicalistas peronistas más conocidos de los 90, que se hizo famoso por ser el primero que solicitó la entrada en el exclusivo Jockey Club, un símbolo de estatus social.
Triaca obtuvo el plácet sindical y ahora es el encargado de negociar con ellos cada día. Los sindicatos argentinos, un caso único en Latinoamérica y muy raro en el mundo, donde están en retroceso, han sobrevivido a dictaduras, olas neoliberales, crisis económicas y conservan intacto su poder, que ahora buscan reforzar con una reunificación inédita de la CGT, el más importante. Hasta el Papa Francisco les recibe con frecuencia en el Vaticano. ¿Cómo lo hacen?
La explicación principal que ofrecen todos los analistas es sencilla: los sindicatos funcionan bien para sus afiliados. Logran lo que les conviene. Los más de 3.000 sindicatos argentinos se han olvidado de cuestiones ideológicas para concentrarse en negociar, con técnicas no siempre confesables, para lograr su objetivo: mejorar el salario y las condiciones de trabajo de sus afiliados, que están entre las mejores de Latinoamérica. El caso paradigmático es el de Camioneros, que gracias a su líder histórico, Hugo Moyano, que presume de poder parar el país cuando quiera, han logrado ser el gremio mejor pagado del país y acaba de pactar una subida del 37%.

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