HOMO POLITICUS
El descontento ciudadano se perfila hacia la elección presidencial de 2018, pero es animado por la guerra sucia de los partidos y actores políticos que intentan equilibrar la balanza hacia la justa presidencial, no sin causar inquietud y zozobra ciudadana
El pasado proceso electoral centrado en el termómetro político denominado EDOMEX, dejó una dolorosa lección para aquellos que perdieron la elección: sin colmillos no hay filete.
Como ratones de laboratorio los contendientes perdedores han quedado sujetos a un aprendizaje sobre la conquista del voto ciudadano, cuestión que no obedece exclusivamente a propuestas relevantes, sino a tratar de combatir los vacíos o zonas de opacidad donde la práctica política se hace desde el piso de la corrupción e impunidad. (Como lo señalan los partidos y candidatos perdedores).
La perrada anda brava, el descontento ciudadano se perfila hacia la elección presidencial de 2018, pero es animado por la guerra sucia de los partidos y actores políticos que intentan equilibrar la balanza hacia la justa presidencial, no sin causar inquietud y zozobra ciudadana.
Si pensamos a los comicios del EDOMEX como experimento de laboratorio, el panorama denota que las elecciones de 2018 serán cerradas y que habrá un incremento en la votación, no como para marcar un record histórico, pero si dadas las condiciones de erosión del ejercicio de gobierno. Por ello, el termómetro electoral de EDOMEX, en vez de generar certidumbre ha generado un profundo desconcierto.
La ultima y nos vamos.
Todo indica que Andrés Manuel López Obrador dará la última batalla por conquistar la silla de Los Pinos y, con ello, reivindicar los mil y un desaciertos, que a su decir, han causado los puercos, cochinos, marranos, chanchos, etc., etc., etc., dando paso a una nueva era política, económica y social de la nación, cuestión que tiene resistencias lógicas y que todavía está a título de aspiración política.
Del otro lado del laboratorio está el tricolor, que de no refrendar una alianza firme y fecunda presagia su derrota, cuestión que se afianzó con los resultados del EDOMEX, ya que Alfredo del Mazo, no conquistó por un margen significativo la elección y, ello constituye la primera tormenta a salvar.
No creo que MORENA gane.
Este no es un país donde prime la conciencia política como lógica de poder; MOREN podrá hacer contrapeso, pero el establishment ya jugó su carta y la apuesta va en la división del voto y la alianza, cuestión que parece que habrá de ahogar al peje que terminará como filete en alguna mesa.