HOMO POLITICUS
Como dicen los caribeños, “perro que comió huevo, aunque le quemen el hocico”.
La tensión que vive Estados Unidos con Corea del Norte se ha incrementado, al tiempo que el gobierno coreano se pasa por el arco del triunfo las amenazas de Donald Trump y la posible respuesta militar de los Estados Unidos.
Hasta ahora, el gobierno norteamericano ha tendido un puente con el gobierno chino para que el Presidente Xi Jinping facilite la mediación con el gobierno de Corea del Norte, sin que hasta ahora, exista una verdadera distensión de los problemas políticos.
El sólido ascenso armamentista de Corea del Norte y su influencia geopolítica, lo han puesto en la mira del gobierno de Trump, sin que ello implique una respuesta y hostilidad efectiva del gobierno de Washington hacia Corea del Norte, mientras que los coreanos no se cansan de hacer pruebas con misiles de mediano y largo alcance, de sacar a la luz pública videos hipotéticos de una guerra nuclear contra Estados Unidos y de manera abierta darle una repasada bélica a Corea del Sur y a Japón. En pocas palabras, Corea del Norte es un dolor de cabeza para los gringos.
La mayor alerta del gobierno de Washington proviene del desarrollo de misiles nucleares de largo alcance de Corea del Norte, amenaza que ya causó la reacción virulenta de Trump, quien señaló que Estados unidos arreglara el problema con Corea “con o sin la ayuda de China”, cuestión que advierte un escenario de conflicto.
Por vez primera desde la crisis de los misiles en Cuba, la amenaza de Corea del Norte no puede ni debe ser subestimada, porque en su canasta policía tiene los huevos necesarios para derrotar a cualquiera que se ponga en frente, esta es una condición más que clara.
Es inaudito la mierda en que las potencias han convertido al mundo y las consecuencias de estos actos, cuestión que mantiene en vilo a una humanidad que no puede evitar que el poder político la vuelva marioneta.