Los olvidados

Los olvidados

Letras y Memorias

¿Cómo es que a uno lo olvidan? ¿Cómo es que los días ya no son como eran? Pasa a veces que este tren avanza inmisericorde y no nos brinda tiempo para poder despedirnos, o para comprobar que en efecto, ese abrazo está siendo el último en una seguidilla de acciones que ya no volverán a ser como antes fueron. 

Lo olvidan a uno cuando el perfume de la ropa se ha apagado entre los aromas del resto del mundo, cuando el teléfono notifica algo y entonces, resulta más importante ver un pétalo andando suave en el viento que brindar una respuesta o saludo. A uno lo olvidan cuando en la página siguiente de la vida, no hay rastro alguno de lo que algún día fuimos, ni de la existencia propia, como borrando toda evidencia de que las pirámides fueron construidas. 

Un día estamos, y al siguiente ya no, ya no somos ni fuimos, ni seremos. Ya no cantamos al ritmo de acordes cósmicos, ni reímos en todas las latitudes posibles, ni gozamos con los manjares que el mundo brinda… un día aparecemos, y de la nada, en medio de un suspiro pesado y doloroso, nos esfumamos. 

Pero, el goce supremo del corazón es saber que, como dijo Mauricio Hernández hace algún tiempo: “Aquí estaba cuando no estabas, y estaré cuando no estés”. Porque eso significa que incluso cuando nos volvemos los olvidados, no nos vamos del todo. Incluso cuando somos desterrados, permanecemos. Antes de ser dejados de lado, ya éramos algo, alguien; hoy, luego de avanzadas las páginas, seguimos por acá, aún somos y aún permanecemos. 

Antes de que nos olvidaran quienes se han ido, ya luchábamos contra el olvido de quienes hoy nos resultan distantes en la memoria; y luego del olvido, seguimos batallando y anhelando no perdernos de más días nobles junto a quienes deciden acompañarnos en el camino. 

¿Cómo es que a uno lo olvidan? ¿Cómo es que nosotros olvidamos también? No sé, a decir verdad, creo que nadie tiene la certeza de ello. Simplemente pasa, ocurre que la memoria se cansa y que el alma también se agota, y en esas fatigas se nos van yendo entre los dedos todos los signos y destellos de lo que algún día nos acompañó y abrazó. 

No, no sabremos jamás por qué nos olvidan y por qué olvidamos. Quizás es algo que resulta natural en nuestra especie, ya sea como un defecto en el diseño celestial o como un escudo que nos protege del depredador llamado nostalgia; no sabemos ni lo sabremos, pero lo que vale al final, es estar seguros de que aunque la gente llegue y se vaya sin avisar, nosotros estaremos y seguiremos. 

¡Hasta el pŕoximo jueves!

Postdata: Te escribo con amor pero no apego, a ti que ya no estás pero tiempo atrás estuviste; no sé si me has olvidado, pero yo no… aún. No importa si te fuiste hace 10 años o apenas ayer, sólo espero no llegar a olvidarnos. 

Mi Twitter: @CamaradaEslava 

Mi correo electrónico: osmareslava@plazajuarez.mx/historico/historico 

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