
EFE.- La muerte de una niña de 7 años esta semana por disparos de las fuerzas de seguridad en Birmania expone el desamparo de los niños ante la brutal represión de la junta militar, que se ha llevado la vida de más de 20 menores desde el golpe de Estado del 1 de febrero.
“Los soldados de Birmania no tienen ninguna humanidad; no les importa la vida de 7 años extinguida “, denunció ayer Phil Robertson, subdirector en Asia de la organización Human Rights Watch, quien advirtió de que los militares sí son conscientes de “la rabia generada por su muerte”.
Robertson se refería al fallecimiento de la niña Khin Myo Chit, en un pueblo de Mandalay, lo que causó una gran conmoción en un país donde el goteo de menores muertos ha sido constante en el último mes y medio.