Los laberintos que dejó 2015

HOMO POLITICUS

2015 prometía ser un año esplendido para la reestructuración de la realidad social en México, empero no fue así, por el contrario, cerró como un año complejo y cuyas dificultades no sólo registraron el desencanto de la ciudadanía con el gobierno, sino también el reencuentro con una realidad demoledora.

 

 

No vale la pena hablar de los indicadores consabidos por todos, porque entre cifras y percepción social de la realidad existe un laberinto que no mejora en términos estrictos lo cotidiano. El dilema parece ser ¿hasta dónde la ciudadanía podrá sobrevivir en una realidad incierta?, si las cosas prevalecen y la conducta social sigue sin organización, la realidad no cambiará.

 

Es difícil transitar por una realidad donde estamos supeditados, quizá como en ninguna otra, a la voluntad de la verticalidad del poder y de los poderes facticos. Por ello, parece que no existen mayores lógicas o protocolos para garantizar una vida digna; pongámoslo así, no se trata de trabajar con inteligencia y ahínco para garantizar el empleo; tampoco se trata de vivir con discreción y mesura para no ser víctima de la delincuencia; mucho menos, de sufragar por un candidato o formula partidista para asegurar que el mandato ciudadano y en cambio de la realidad sea positiva.

 

Sin duda el mayor déficit que acumuló 2015 fue corrupción e impunidad, en los hechos, Ayotzinapa es la herida que marcó la atención social, que incluso, llevó a la ONU a mantener visorias sobre la procuración e impartición de justicia, recordemos que el caso sigue irresuelto y su notoriedad es mundial.

 

De igual manera, los migrantes mexicanos y de Centroamérica que transitan en la “bestia”, marcaron un panorama de gran amargura donde el cura Alejandro Solalinde, destacó por su activismo y humanidad, mientras muchas de las autoridades no se pronunciaron en los hechos ante la tragedia que viven estas personas.

Inicia 2016, no es necesario vaticinar como pintará, trace el camino con lo ya vivido y encontrará el mejor pronóstico, eso, ni dudarlo. Quizá para la conformidad social habría que señalar como dijo el jugador Cristiano Ronaldo: “ni dios agradó a todo el mundo”.

 

 

 

 

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