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Los hidalguenses y su acercamiento con la magia de unos reyes

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DÍA DE REYES
Niñas, niños y personas de todas edades, conviven y celebran una de las tradiciones más emblemáticas

En el corazón de Pachuca, un enorme tumulto de personas circulaban por la plancha de la Plaza Independencia mientras atónitos giraban la cabeza y posaban la mirada en todos lugares, el 6 de enero no es una fecha cualquiera en la mente de las personas, y la Bella Airosa no es la excepción, pues con la presencia monumental del Reloj se dejan ver decenas y decenas de hombres, mujeres e infantes haciendo de todo.
Cinco stands se colocaron sobre la plancha del emblemático lugar con la intención de atraer a los más pequeños y a algunos no tan pequeños, y así poder vender la fotografía enmarcada o acompañada de un calendario del 2019, de a 50 la pequeña, 70 la mediana y 100 pesos la más grande; negociantes astutos hacen su agosto en pleno enero y ponen sonrisas en los rostros de quienes se suben a los elefantes y caballos y comparten saludos con los míticos Reyes Magos.
Los reyes se ven pensativos ante la carga de trabajo realizada: fotografías durante varios días y además el consejo y orientación a los infantes para elegir sabiamente sus regalos; “les decimos que en lugar de pistolas o armas, pidan juegos de mesa, cosas para convivir y que no fomenten la violencia”, declaran los sabios de oriente quienes a pesar del cansancio, tienen tiempo para cargar a los más pequeños de la casa y hacerlos proyectar una sonrisa antes del flash de la cámara; “nos vamos de aquí hasta que la última familia se tome la foto con los reyes”, dice el encargado del stand.
Apenas unos minutos después, la imagen está lista y las familias contentas por el recuerdo que llevarán a sus hogares en el marco de un día que no sólo niñas y niños disfrutan, sino también algunos más grandes, quienes no tienen pena ni reparo en pedir que les tomen fotografías acariciando a los animales viajeros, o a las princesas, unicornios y ponis mágicos que vinieron con ellos hasta la capital hidalguense.
En otro sector de la plaza, un grupo de niños hablan sobre lo que pedirán en sus cartas; algunos querían patines, bicicletas, muñecas de moda y mascotas, otros más modernos solicitaban tablets, teléfonos inteligentes y videojuegos, al final del día y sin importar qué es lo que pedían, todos estaban seguros de algo: se habían portado bien durante todo el año… “No es cierto, tú no te portaste bien porque hiciste enojar mucho a mi abuelita”, le dice un niño a otro mientras esperan su turno para poder escribir y enviar su carta vía e-mail, medida tomada por la presidencia de Pachuca; “mejor manden aquí su carta, porque el globo está muy caro”, dijo una señora quien no quiso pagar los 35 pesos al globero.
De esta forma, las familias hidalguenses conviven en vísperas de un día que no sólo conlleva regalos bajo el árbol de Navidad, sino todo un ritual previo en donde los consentidos son los más pequeños, pero que también permite que quienes dejaron de recibir obsequios hace algunos años, puedan ser parte de una tradición añeja y simbólica en la entidad y el país.