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Los Guinness de las marchas

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Los Guinness de las marchas

RETRATOS HABLADOS

En realidad, el duelo de marchas puede prolongarse hasta la conclusión del presente sexenio presidencial, y no pasará nada, ni de un lado, ni de otro. Pueden llenar, si así se lo proponen, todas las plazas del país, después inventar una nueva competencia, pero el hecho concreto, lamentable, es que las cosas seguirán igual a como estaban en el principio de esta competencia por aporrearse unos a otros, por conseguir finalmente el certificado Guinness a la multitud más grande reunida en toda la historia de la humanidad. El hecho es que todos regresan a sus casas, sea en la marcha presidencial o la anti presidencial, para seguir en su vida rutinaria, luego que la fiesta termina.

Sería más sencillo recurrir a las estadísticas para confirmar, una vez más, que efectivamente, el país está dividido, fragmentado, y no por culpa de un solo personaje, que por supuesto, ha hecho su mejor esfuerzo para lograr ese fin, sino por la incapacidad que, de pronto descubrimos, tenemos para la reflexión, la templanza, la posibilidad de entender que, en una lucha pugilística, con todo y bien pagados que en estos tiempos son los boxeadores, el gran vencedor siempre es el promotor.

Así ha sido siempre, no es invento de nadie en esta penosa segunda tercera década del siglo XXI, sino un fruto lógico de la debacle constante de las ideologías, que dio paso a un pragmatismo a ultranza, y de paso también al desencanto por los movimientos de izquierda, luego de odiar casi toda la vida a los de derecha.

Desde hace mucho ya no están en pugna las ideas de toda una sociedad, sí en cambio de los rescoldos de esos sueños que hablaban de igualdad, pero que en los hechos solo sirvieron para eternizar en el poder a revolucionarios, que siempre fueron dictadores en potencia.

Luego entonces nadie se sorprenda que hoy mismo, las marchas, de un bando y de otro, argumenten que pelean por los sueños de toda una sociedad, pero de la que solo quedan vagos momentos de memoria, que la verdad importan muy poco a los jóvenes, cansados de escuchar, de un lado y otro, que todos los sacrificios que se hacen son porque ellos tengan un futuro mejor.

Por eso la marcha de ayer, la que vendrá como respuesta, si así deciden los hoy ofendidos, puede haber sido un éxito si la competencia fuera para ganar un premio; sin embargo, usted lo sabe, vivimos un nuevo ciclo en la historia del poder en México, que acabará igual que el del pasado reciente, sin un desenlace que permita albergar siquiera, un poco de esperanza.

Tal vez sea el momento de hacer que renazcan de sus cenizas las ideologías, que por lo menos daban alguna base a los que estaban seguros, llegarían a la sociedad perfecta por el camino de la izquierda, o el de la derecha. 

Pero no a través de burdas imitaciones de engaño, por las que nadie, absolutamente nadie, estaría siquiera tentado a ofrendar su vida.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

Twitter: @JavierEPeralta