LOS FILÓSOFOS ENTRE BAMBALINAS

LOS FILÓSOFOS ENTRE BAMBALINAS

FAMILIA POLÍTICA

“Entre bambalinas, tras bambalinas,

 discretamente, como confidencia… en

relación con un asunto que no se hace público”.

Argot teatral

Allá por 1966, la colección “Breviarios” del Fondo de Cultura Económica, publicó un libro con el título provocador Los Filósofos entre Bambalinas. Autor, el alemán W. Weischedel escribe en el prólogo, a su primera edición: 

“Quien ya es viejo y ve que se acerca su fin, es muy posible que, en algún momento de tranquilidad, recuerde los comienzos de su vida. Lo mismo sucede en la Filosofía. Sólo tiene dos mil quinientos años de antigüedad, y no hubo pocos que le profetizaron una muerte temprana. Y quien se dedique hoy en día a la Filosofía, puede tener a veces el sentimiento de ocuparse de algo que parece cansado y un poco anticuado. De esa sensación puede surgir una necesidad cada vez más apremiante de remontarse al pasado, en busca de los orígenes, cuando la Filosofía era todavía nueva y se encontraba llena de vigor juvenil.

Sin embargo, quien busque el momento del nacimiento de esta ciencia se llenará de confusión, ya que no existe ningún registro civil de los acontecimientos espirituales cuyos datos se remonten a un pasado tan lejano que pueda encontrarse la fecha de ese nacimiento. Nadie sabe con seguridad cuándo nació la Filosofía, puesto que sus comienzos se pierden en la oscuridad de los tiempos pretéritos.

No obstante, hay una antigua tradición que dice que la Filosofía fue iniciada por Tales, un hombre inteligente de la ciudad mercantil de Mileto, en el Asia Menor griega, donde vivió en el siglo VI a.C. siendo el primer ser humano que se dedicó a filosofar.”

En otro orden de ideas, si bien es cierto que la inquietud filosófica creció conmigo, debo marcar dos acontecimientos para sustentar ese crecimiento: primero, las clases del Profesor Arturo Esperón Villavicencio, de la Universidad de Jalapa, quien sustentaba sus siempre interesantes y amenas cátedras, básicamente en el libro La Sabiduría de Occidente de Bertrand Russell. Entender la diferencia entre Religión y Filosofía, captar las teorías de pensadores que un mexicano promedio, sólo conoce porque sus nombres coinciden con la denominación de una calle en la colonia Polanco, de la Ciudad de México, o porque tropezamos circunstancialmente con ella, pero que no sabemos exactamente lo que la humanidad debe a sus geniales aportaciones.

El autor del texto primeramente citado, considera que los orígenes de la Filosofía (con mayúscula) como ciencia, se pierden en la noche de los tiempos. Así, en el antiguo Egipto, el poderoso Faraón, en un acto que parecía mágico, ordenaba al Nilo que desbordara sus aguas para fertilizar las tierras de su cuenca y permitir el desarrollo de una cultura enorme para su tiempo. ¿Por qué no se considera padre o creador de la ciencia filosófica a algún omnipotente faraón, si él mismo se creía Dios? ¿Qué elementos tomó la historia para adjudicar a un hombre, el título de creador de esta importante ciencia? Hay que recordar que, de manera personal, todos tenemos nuestra propia filosofía (así, con minúscula) de la vida. Sus orígenes son irrelevantes.

Jacobus Bruckerus, se remonta en sus investigaciones más allá de los egipcios y los babilonios, incluso más allá del diluvio, hasta llegar a una época entre Adán y Noé. Por ello, la primera parte de su libro se llama Filosofía Antediluviana; sin embargo, no se queda ahí, se atreve a plantear la cuestión ¿podría haber también filósofos entre los ángeles y los demonios, antes de que existiera la humanidad?

Entrando en materia, el Maestro Esperón comenzaba a tratar la Historia de la Filosofía con las ideas de un grupo de pensadores en la antigua Grecia, antes del surgimiento de los tres grandes: Sócrates, Platón y Aristóteles: los Presocráticos. Los estudiosos del asunto no son suficientemente claros en los tiempos ni en la precisión de los conceptos; infiero que pasaron a la historia por marcar la diferencia entre la Religión y la Filosofía, al contestar la misma interrogante con diferentes respuestas. ¿Quién es el creador de todo cuánto existe en el mundo que nos rodea? La primera contestación es obvia: Dios; él es creador de lo que existió, de lo que existe y de lo que existirá. Es omnipotente (todo lo puede), omnisciente (todo lo sabe) y omnipresente (está en todas partes). La segunda argumentación para contestar la misma pregunta, es: Todo cuanto existe tiene su origen en el agua; este mismo principio, atribuido a Tales de Mileto (oficialmente, el Padre de la Filosofía), se aplica a todos los pensadores presocráticos. La diferencia es obvia, los criterios religiosos atribuyen el origen de todo cuanto existe a un ser supremo de naturaleza ideal; los filósofos, en cambio, pretenden explicar todo en la materialidad de las cosas mismas. 

Siglos después (totalmente fuera de contexto) me permito recordar el famoso discurso del joven aspirante a ingresar a la Academia de Letrán, en el México del siglo XIX, Ignacio Ramírez, el Nigromante quien, sin ningún rubor, ante un grupo de consumados teólogos expresó: “Dios no existe, las cosas naturales se sostienen por sí mismas”.

Citaré solamente a unos cuantos presocráticos: Anaxímenes (en el aire y no en el agua, se origina todo lo que existe). Empédocles; es pluralista (agua, aire, fuego y tierra). Pitágoras: (el número). Heráclito de Efeso: manifiesta cierto asomo a la Dialéctica; asegura que nadie se baña dos veces en el mismo río, porque al hacerlo por segunda ocasión, el río ya no es el mismo y el que se mete, tampoco. 

La mayoría de los filósofos presocráticos criticó los conceptos de otros anteriores, aun cuando los utilizaron para desarrollar sus propias ideas.

Es realmente interesante ver cómo los pensadores trabajan para captar a los filósofos entre bambalinas; esto es, cuando se entregan a su propia naturaleza; a ser ellos, sin máscaras, sin poses, sin hipocresías, sin diplomacias.

Tras bambalinas debería el pueblo de México conocer a sus gobernantes y a quienes aspiran a serlo, sin máscaras de partido, sin compromisos, sin presiones de poderosos grupos de interés; sin más testigo que su propia historia. Por eso cada uno debe hablar su propia ética: la Ética de la Responsabilidad.

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